16 de marzo de 2015. Londres.
Eran las tres de la tarde cuando Elizabeth entró a la cancha techada del club para un nuevo entrenamiento. Ray Johnson, el entrenador del equipo, estaba allí hablando con un muchacho que ella no conocía, por lo que decidió sentarse en las gradas para no interrumpirlos.
Esperaba que sus compañeras llegaran pronto, pues se sentía un tanto incómoda estando ahí en silencio: le daba la sensación de que estaba espiando la conversación de los otros dos. Aunque, en realidad, simplemente se encontraba perdida en sus pensamientos. Pronto empezaría la temporada de la competencia que se celebraba cada año entre los clubes de handball de todo el país, y eso era lo único que ocupaba su mente.
El año anterior, Ray había tomado la decisión de convertirla en capitana de su equipo debido a su desempeño (a pesar de que a ella no le parecía más que un título para el afuera, pues no se consideraba mejor ni más importante que el resto de las chicas). Durante el último campeonato, habían quedado en segunda posición por debajo del equipo de Las Águilas, y esperaba con todo su ser que esta vez fuera diferente, porque esas chicas no le agradaban en absoluto.
Frunció el ceño al recordar el rostro de la capitana contrincante, y pensó en lo mucho que le hubiera gustado partirle la nariz de un puñetazo cuando había reído socarrona en el momento en que les entregaron la copa de oro, pero se había contenido para que ni ella ni sus compañeras tuvieran problemas.
Elizabeth levantó la mirada cuando alguien se presentó frente a ella: era el chico que hablaba con Ray. Tenía el cabello rubio oscuro y algo alborotado, ojos de un lindo color azul grisáceo y, aun estando sentada, pudo notar que era un poco más alto que ella. Llevaba una pelota de handball en sus manos, y ella sintió curiosidad. No podía estar en la clase porque el equipo era exclusivamente de chicas.
─ ¿Quién eres? ─ Le preguntó y en seguida sintió vergüenza por haberlo dicho de ese modo, pero él sonrió divertido. ─ Quiero decir, ¿cómo te llamas?
─ Soy Tom Felton, ¿qué hay de ti?
─ Elizabeth Jefferson ─ dijo, y luego agregó: ─ ¿Juegas handball? Nunca te había visto por aquí. O al menos no en este horario.
El chico negó, todavía sin perder su sonrisa y la invitó a hacer unos pases con él, algo que ella aceptó. Se puso de pie, caminando hasta el medio de la cancha y se volteó para observarlo, lista para recibir el primer pase. La pelota llegó hasta sus manos en ese instante, y se la devolvió con firmeza.
─ Hago básquet, en realidad. Vine a hablar con Ray porque él es quien entrena nuestro equipo ─ le contó Tom. ─ Buen pase ─ añadió, y ella le sonrió.
El balón iba y venía constantemente mientras ellos conversaban como si se conocieran de toda la vida. A Elizabeth le hubiera costado mantener la conversación, pero el muchacho era quién hacía la mayoría de las preguntas así que no era un problema. A decir verdad, parecía mucho más sociable que ella.
Sin embargo, le resultaba alguien agradable y simpático. No se sentía incómoda como le pasaba generalmente alrededor de personas desconocidas y eso, de cierta forma, la tranquilizaba.
─ ¡Lizzie! ─ alguien llamó y Tom se giró en dirección a la voz, justo en el momento en que la chica le lanzó la pelota... Que le dio de lleno en la cabeza.
─ ¡Ouch! ─ exclamó el rubio sobándose la zona dolorida, y ella compuso una expresión entre culpable y divertida.
Maureen y Kimberly se acercaron a ellos riendo por lo ocurrido, y le pidieron disculpas por la pequeña distracción.
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Stand By Me ~ Tom Felton
FanfictionHola! Esta es la edición definitiva de mi historia, así que si viniste a leer desde el último post publicado ahí, te agradezco muchísimo por seguir acompañándome después de todo este tiempo! ♥ *Está prohibida la copia total o parcial de esta histor...