Adiós

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Todo estaba más tranquilo en Vallachia, todos estaban ya en paz y alegres por que la gran
amenaza se extinguió, menos Alucard. Había cumplido su destino, había logrado
salvar millones de vidas, había logrado disipar la oscuridad de todo un país y de la
humanidad misma, sin embargo, no sentía satisfacción alguna ante esas hazañas, no
sentía alegría más que el hecho de haber ayudado a la causa pero hubiera dado todo para
que su padre reaccionara a tiempo y no tuviera que llegar al extremo de asesinarlo, por
que si, el rubio a pesar de tener que acabar con él lo amaba, a pesar de su manera de
pensar y hacer las cosas era su familia, la única que le quedaba.
Aún tenía esa imagen en su cabeza, la imagen de Vlad moribundo tratando de acercarse, con tan solo el deseo de abrazarlo por última vez, de querer sentir a su amado hijo entre sus brazos igual a como lo hacía cuando era tan solo un bebé, arrepentido de todos sus actos, arrepentido de
haberle fallado a su amada Lisa, de estar asesinando a su niño, a Adrian, su regalo más
grande.

Aún trataba de asimilar todo lo ocurrido, aquellos pensamientos inundando su cabeza mientras veía a sus compañeros preparar su equipaje y emprender el viaje rumbo a buscar a la familia de la hechicera, no quería reconocerlo y quizás no se dio cuenta de ello, pero les había tomado cariño a ambos, sobre todo a ese descarriado de Belmont.

Trevor Belmont...aún se preguntaba que tenía de especial ese borracho que tanto le
atraía ¿Que era eso que tanto le llamaba la atención? Aquellos pensamientos se vieron
interrumpidos por las cálidas y delgadas manos de Sypha que tomaron las suyas que eran
como dos témpanos de hielo quedándose un momento ido viendo como la chica le
sujetaba las manos -Que estés bien amigo mío- la hechicera vio con cierta tristeza al
vampiro a lo que éste solo escuchando aquellas palabras aún mirando fijamente hacia sus
manos alzo un poco la vista viéndola a ella y apenas asomándose una leve sonrisa en esos
labios -tu también...- pausó un momento y no supo por que su vista se fue directo hacia
Belmont quién torpemente trataba de acomodar el equipaje fallando estrepitosamente.
Internamente no pudo evitar reírse aunque conservó esa expresión seria en su rostro y
sintió como poco a poco una cierta angustia le invadió ¿Por qué se sentía así?

Fue cuando ambos ya en el carruaje lo miraron sonrientes pero, algo había en la mirada cristalina de Trevor, algo que jamás había visto antes, se veían brillantes, llenos de tristeza, no eran esos ojos fieros, podía ver a través de esa mirada que algo andaba mal con él. Intentó en lo más posible no hacer algún comentario por ello, viendo como aquel castaño se despedía de él con un seña de su mano y sonriendo apenas, Alucard no supo por que su corazón se apretó, sintiendo que todo lo demás incluida la hechicera desaparecía y sólo quedaba Belmont frente suyo en ese carruaje, viendo por última vez esos cristales que tenía por ojos, esa sonrisa a medio hacer ¿Por qué demonios se sentía así? ¿Que era todo esto que sentía?¿Que tenía ese estúpido cazavampiros que no podía dejar de verlo de esa manera? Todas esas preguntas rondaron en su mente mientras aún miraba a Trevor, sin embargo, salió de esa especie de trance y solo pudo sonreír de manera burlona y mostrando su dedo de en medio al castaño se despidió de él, con ese gesto esperaba que al menos lo recordara por sus burlas a lo que Belmont solo soltó un improperio y el carruaje comenzó a avanzar. Alucard se quedo un momento ahí viendo como ambos se iban, rumbo a sus propios caminos, para seguir con sus vidas, algo que él no sabía como seguir.

Lágrimas solitariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora