Se había quedado con todo el castillo, incluido los restos del hogar de los Belmont, aquello había sido un regalo de parte de ese idiota, aunque no sabía que hacer. Entrando a esa enorme
estructura que por años fue su hogar, donde miles de bellos recuerdos se vieron opacados por la
dolorosa pérdida de su amada madre, recuerdos que aún yacían frescos en su memoria y que cada vez que los recordaba dolía mucho más que antes, estaba todo tan silencioso, tan oscuro y
solitario volteando repetidas veces hacía la gran puerta ¿Por qué? ¿Que estaba esperando? Quizás esperaba que esos dos regresaran con él o quizás...¿Solo Trevor? Sacudió su cabeza levemente sacándose esa idea loca que se le había pasado por la mente, que estúpido pensar en que ese idiota se aparecería por esa puerta, incluso soltó una leve risita con algo de sarcasmo en ella, ni en sueños ese Belmont haría algo así, solo eran ideas suyas, quizás ¿Fantasías? quién sabe.Llegó hasta la escalera subiendo los peldaños pasando su mano por el barandal del gran escalón, sintiendo como una presión le apretaba el pecho -Con que así te sentías en el castillo...antes de que mi madre llegara a tu puerta- dijo aquellas palabras con la voz entrecortada aunque se reprimió sintiendo como un nudo en su garganta no lo dejaba respirar. Ante sus ojos mientras seguía subiendo los escalones vio como el espíritu de Vlad, su padre, bajaba por uno de los costados deteniéndose frente a él, Alucard lo vio directo a sus ojos y sintió como esa misma estaca que le había incrustado en su corazón se le estaba incrustando en el suyo -Padre...- estiró su mano para tocarlo pero al momento de lograrlo solo se desvaneció, claro, Vlad ahora estaba muerto y por sus propias manos, a pesar de haberlo hecho por un bien mayor había matado a su propio padre, el que le leía cuentos antes de dormir, al que siempre le regalaba sonrisas, el que le enseñó modales y ser un caballero, aquel al cual admiraba y se decepcionó luego de saber que cometería genocidio por amor, el hombre que amo perdidamente a su madre, su querido padre. Quizás esa culpa caería sobre sus hombros por la eternidad, quizás su madre lo esté odiando en estos momentos por matar al hombre que la amo a pesar de ser una humana. Siguió recorriendo el castillo hasta llegar al estudio de Vlad, recogiendo el retrato de Lisa el cual estaba en el suelo y lo puso en el escritorio, levantando la silla que usaba el conde y se sentó en ella.
Fue en ese momento en que todo para Adrian fue como un viaje en el tiempo, viéndose a sí
mismo aún siendo un niño corriendo por los pasillos del castillo siendo perseguido por su madre, jugando y riendo juntos, por un momento Lisa se detuvo en la puerta viendo al rubio y le
sonrió tan dulcemente, tal cual lo hacía siempre con Vlad y él para luego perderse al correr tras ese pequeño Alucard siguiendo esos juegos entre ellos. Adrian al ver esa bella sonrisa en su madre otra vez después de haberla perdido en la hoguera provocada por esos malditos sacerdotes y disfrutando aquel acto como si fuera el más grande de los espectáculos, sintió que ese nudo en su garganta el cual llevaba reprimiendo hace mucho se desató, sintiendo nuevamente esa presión en su pecho, que sus lágrimas comenzaban a caer de esos dorados ojos y al fin se permitió llorar, se permitió sacar todo afuera, todos esos sentimientos reprimidos cuando estuvo junto a Sypha y Trevor, esa enorme tristeza que lo invadía y se lo permitió por el sólo hecho de estar completamente solo, nadie sabría que estaría sufriendo de esa manera, nadie sabría de su dolor,nadie ni nada más que esas paredes frías y llenas de recuerdos los cuales eran como cuchillos que se le clavaban lentamente, uno cada vez más doloroso que el otro, quería a su familia de vuelta, quería su vida de vuelta, junto a ellos, junto a su amada madre, junto a su padre y crear nuevos recuerdos hermosos como todos los que tenía con ellos, quería de vuelta a sus amigos, por que si, al fin al cabo habían sido sus únicos amigos en esta solitaria vida, quería que ese imbécil de Belmont estuviera ahí y aunque fuera para molestarlo y decirle vampiro llorón no le importaría - estúpido...¿P-Por qué te fuiste?- no había sido ni un dia y ya lo extrañaba, extrañaba esas bromas, esas miradas que sabía no eran simplemente miradas ordinarias, cuando esos cristales se fijaban en él le hacía flaquear las rodillas, se perdía en esos bellos ojos y ahora quería verlos, quería ver a Trevor, quería tenerlo cerca, se había enamorado de ese idiota y se había dado cuenta muy tarde.Sus manos temblaban, su llanto no cesaba, cada vez era mas sonoro, ¿Cuando demonios se terminaría? ¿Cuando cesaría esto? Ya no quería seguir llorando más, pero era imposible para él, no podía parar, y aquello le frustraba y era una mezcla de rabia y tristeza, llorar por tantas emociones juntas. Entre sus sollozos se levantó de esa silla y caminando apenas y tambaleándose debido a su vista nublada por esas lágrimas se dirigió a su cuarto, el cuarto que con tanto esmero hicieron sus padres para él y el cuarto donde había matado a su padre.
Cuando llegó se apoyó en una de las paredes cayendo sentado en el suelo y ese maldito llanto que no paraba con nada, era su llanto de soledad con lágrimas solitarias, ahogándose en su dolor eterno, abrazó sus piernas y siguió en ese ciclo, la imagen de Trevor yacía con fuerza en su mente, deseaba que volviera, deseaba que lo encontrara y lo sacara de ese abismo en el cual estaba en esos momentos -¡Vuelve! P-Por favor vuelve...Trevor- rogaba entre su llanto, lo repetía miles de veces, esperando que aquello funcionara para que se apareciera el castaño en el castillo, sin embargo, ya estaba pensando ideas locas de nuevo, como si eso llegara a funcionar pensaba -eres patético Alucard...mírate lo ridículo que te ves, llorando por un imbécil como Belmont, ¿De verdad llegue a enamorarme tanto de tí? ¿Que fue lo que hiciste para que me tengas así?- esas interrogantes daban vueltas en su cabeza, hasta se hicieron molestas, ¿Por qué tenía que doler tanto el no tener a ese descarriado a su lado? ¿Tanto lo necesitaba? Así estuvo en ese deplorable estado, se sentía un tonto por estar sufriendo por amor de esa manera, sin darse cuenta y de tanto llorar se entregó al sueño y el cansancio, podía ser un vampiro, podían curar sus heridas pero, el dolor, el agotamiento y la tristeza eran más fuertes que él, sobre todo esa enorme pena que lo invadía era mucho más dolorosa que los golpes o heridas físicas.
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Lágrimas solitarias
Roman d'amourTrevorCard (Trevor x Alucard) Esto lo escribí como una respuesta al one-shot de una amiga muy querida para mí llamado "La burda carta de un Belmont". Aquí relato como se siente Alucard luego de que Trevor se va cuando ya todo lo de Vallachia termin...