Kagome caminaba por las calles de la cuidad, buscaba rebajas en tiendas. No compraba mucho, pero le encantaba pasear por esas calles cuando ya había anochecido; con la luz de las farolas iluminando el frío ambiente invernal. Paseaba ajena a todo, ajena a él, que la observaba desde su furgoneta aparcada muy cerca.
Le producía gran placer mirarla quedándose absorto en sus pensamientos, era la mujer que le complementaba, su media naranja, era perfecta. Pero debía hacerlo pronto, de lo contrario se volvería loco, necesitaba tenerla a su lado, poder sentir su cuerpo, el aroma de su pelo, el tacto de su piel... si no tendría que volver a salir con otra y no funcionaría porque aquellas chicas no podían compararse a ella.
Estaba sola, todos sus amigos se habían ido de campamento al Monte Sky y esta semana trabajaba de noche, por lo que saldría a un horario donde ya el sol estuviera escondido. Lo haría el sábado. Eso le daría margen de 2 días hasta que la buscaran.
La furgoneta la esperaba no lejos de allí, debía ser ahora y se fue acercando hasta parar junto a ella.
- Perdona, ¿podrías decirme por donde puedo llegar a la calle Ancora? – No podía estar tan cerca de ella sin sentir que su cuerpo se tensaba
- Si, mira esta calle hasta el final, después a la…
Sus labios se movían pero él no escuchaba sus palabras, tan solo sentía su presencia…
- Perdone, ¿ha entendido? - Pregunto Kagome sacándole de su ensimismamiento
- Si, si, claro, disculpe, muchas gracias. ¿Quiere que la acerque a su casa? Me va de camino.
- Pero no le he dicho donde vivo – se extrañó.
- Lo se, perdona quería decir que si quieres puedo acercarte a tu casa, aunque no sepa donde vives claro -¡Tonto, tonto, tonto!
- No gracias, prefiero caminar – y siguió su camino, pensando que el tipo era un poco rarito.
¡Dios! Casi cometo un fallo. Es que, me nubla estar cerca de ella… pero no se repetirá, pensó Sesshomaru.
Ya en casa colocó la compra, se puso cómoda, encendió la tele y cuando se disponía a tumbarse en el sofá, llamaron a la puerta:
- No me lo puedo creer, ¿y ahora qué?
– se decía mientras abría la puerta, pero lo único que vio fueron unas manos con un pañuelo que olía a alcohol y todo se volvió negro.
- Lo siento, preciosa, pero no puedo arriesgarme a que alguien te oiga gritar – le decía Sesshomaru mientras la llevaba dentro de la casa, le ponía el abrigo y se la echaba al hombro para bajarla hasta el garaje y meterla en su furgoneta. Nadie los vio.
Kagome despertó un poco mareada, sentía nauseas, estaba cansada y los ojos se negaban abrirse… cuando lo consiguió y enfoco la habitación en la que se encontraba, se sobresaltó.
-Tranquila, no te asustes, no voy a hacerte daño –dijo una voz masculina.
-¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó? – Preguntó aturdida, levantándose rápidamente de la cama y sintiendo un fuerte mareo.
- Vamos, acuéstate aún no se te han pasado del todo los efectos del cloroformo.
-¿Cloroformo? ¿Qué…? ¿Quién eres? – dijo dirigiéndose a la puerta y saliendo a un salón seguida de él.
-Tenía que darte la oportunidad de conocerme, se que estamos hechos el uno para el otro, pero necesitas tiempo para descubrirlo y yo te lo voy a dar.
- Pero ¿De qué estas hablando? ¡Quiero salir de aquí, quiero irme ahora!
- No puedes tienes que tomarte tu tiempo para conocerme
- Estas loco – dijo incrédula tomando el teléfono que reposaba en una mesa
- ¿Qué crees que vas hacer?
- Voy a llamar a la policía, estás loco, ¡esto es un secuestro!
Sesshomaru tomó el cable del teléfono y de un tirón lo arranco de la pared.
- No vas a llamara a nadie, te vas a tranquilizar y vas a darme tiempo para enamorarte – decía mientras se acercaba a ella.
Kagome estaba aterrada, no entendía nada, no era posible que aquello le estuviera pasando de verdad… pero era muy real y cuando él iba a tocarla, echo a correr buscando una salida y pidiendo socorro.
- No te moleste, esta todo cerrado y la casa más cercana se encuentra a unos 30 Km. No te canses, no tienes salida.
Pero ella no le escuchaba, seguía recorriendo la casa buscando algo que la ayudara a salir de allí… y lo encontró, su abrigo con su celular. Lo tomó y se encerró en la primera puerta que vio. Era un baño.
En ese mismo instante Sesshomaru cambio su actitud. La tranquilidad se esfumo, dando paso a una furia casi incontrolable.
- kagome, abre la puerta, no hagas que me enfade.
Pero ella estaba muy entretenida llamando a la policía.
- Vamos, vamos, vamos… por favor no me dejes en espera…
Sesshomaru aporreaba la puerta con tanta potencia que en cualquier momento la tiraría.
- No hagas una estupidez que luego lamentes…
- Por favor tienen que ayudarme, me han secuestrado, está loco… -dijo Kagome una vez que el 911 contestó.
- Tranquilícese señorita, ¿dónde se encuentra? – preguntaba el policía desconcertado.
- ¡Y yo que sé! -se desesperaba ella.
- Por favor, para ayudarla necesito saber dónde está.
- Estaba drogada cuando me trajo, no sé donde estoy…. le tengo golpeando la puerta y no tardará mucho en entrar, ¿qué hago, por el amor de Dios?
- ¿Cuál es su nombre? –intentó razonar el policía.
Pero no le dio tiempo a contestar.
Sesshomaru había tirado la puerta. Le arranco el teléfono de las mano tirándolo contra la espejo y destrozándolo, mientras la sujetaba por el cuello contra la pared casi impidiéndole respirar… los pulmones le ardían y por más que abría la boca el aire se negaba a entrar.
- ¿Cómo has podido hacerlo?, ¿cómo?- le gritaba- eres una egoísta, no me has dado ni una sola oportunidad… pero ¿Qué problema tienes?- dijo soltándola. Ella se doblo para permitir que sus lastimados pulmones se llenaran de aire.
-¿Ves lo que me obligas hacer? Te he dicho que no quiero hacerte daño, pero me obligas… - dijo Sesshomaru abriendo una navaja ante los asustados ojos de ella y paseándola por sus mejilla –. Tendrás que aprender a respetarme, puedo ser muy cruel.
- Solo quiero que me dejes salir, no se lo diré a nadie, no iré a la policía, ni siquiera sé donde estamos… te lo juro – suplicó mientras le resbalaban lagrimas por las mejillas.
- Lo siento pero no puedo…vamos a pasar mucho tiempo juntos y vas a aprender a quererme. Tienes que darte tiempo para enamorarte de mí, y eso será por las buenas o por las malas - dijo sacándola del baño y arrastrándola hasta el salón.
- Pero, ¿cómo se te ocurre? ¡Estás loco! No puedes retenerme aquí, no puedes obligarme a enamorarme de ti.- le gritaba mientras forcejeaba con él
- Claro que puedo, cuando lleves unas semanas conmigo, sabrás que lo puedo todo- dijo tirándola en el sofá.
- Me buscaran, denunciaran mi desaparición a la policía, te detendrán.
- No ocurrirá nada de eso, no te buscaran porque tu coche aparecerá en la sierra, en el fondo de un barranco, todos creerán que intentaste reunirte con tus amigos y el mal tiempo hizo el resto… con lo que tenemos mucho, mucho tiempo para conocernos y llegaras a quererme.
Kagome no podía creer lo que estaba oyendo
- Tu no estás bien. ¡¿Cómo piensas que llegaré a quererte, que llegare amar a una persona que me ha secuestrado, amenazado, maltratado y que ha estado a punto de matarme?! – le gritó ella.
- Lo harás, ya te he dicho antes que por las buenas o por las malas. –repitió Sesshomaru
- ¿Y si no? Si no consigues que me enamore de ti, ¿qué ocurrirá entonces… me…. me mataras?
Sesshomaru se abalanzo sobre ella, sujetándola de nuevo por el cuello.
- No digas eso nunca más, aprenderás a quererme por tu bien – dijo mientras oprimía su frágil cuello
Kagome volvió a no poder respirar, los pulmones parecían que estuvieran a punto de estallarle y cuando creía que se desmayaría la soltó y la levantó.
- Será mejor que te vayas a tu habitación y descanses, ya seguiremos hablando. Vamos a tener mucho tiempo, todo el tiempo del mundo – dijo, y la dejo encerrada en una habitación, respirando con dificultad y echa un mar de lágrimas.
Esto tenía que ser una pesadilla. No podía estar secuestrada
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secuestrada - sesshome
Short StoryQue pasaría cuando tú sexy secuestrador se obsesiona contigo, te enamorarias de tu secuestrador