capitulo 7

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Todo lo demás fue como una tormenta de sucesos: la policía cuando la encontraron, la ambulancia, el hospital, sus amigos, la familia Y por fin todo acabo y se sorprendió de lo fácil que es volver a la rutina del trabajo, los amigos y eso le gustaba, ahora se sentía bien, era como si la vida le diera una segunda oportunidad lejos de aquella pesadilla que aún se repetía en sus sueños y despertaba gritando y envuelta en sudor, pensando en los últimos momento de aquellas pobres chicas y en él, que volvía cada noche a su mente como un ladrón de sueños.
Pero eso lo tendría que superar poco a poco.

Pasaron los años y no volvió a saber nada de sesshomaru, había cumplido su promesa de no acercarse a ella, y ahora se sentía segura de verdad. Había cambiado de piso, ascendido en el trabajo y comprado un coche nuevo; la vida por fin le sonreía y dejaba atrás los malos recuerdos.

Era el día de su cumpleaños y había preparado una fiesta por todo lo alto para esa noche, pero antes quería ir a comer con sus amigas:

— ¿Dónde vamos? — Pregunto Sango en el coche

— He reservado mesa en el mejor restaurante de la ciudad y nos vamos a dar un homenaje… pago yo.

— Eso esta bien, no todos los días se cumplen 29 años, ancianita, y esta noche hemos invitado a todos los solteros en edad de merecer de la ciudad y alguno habrá para ti.

— Sabes que no, me he retirado por completo del mercado. Estoy destinada a la soledad — dijo kagome dramatizando.

— De acuerdo, de acuerdo a más tocamos las demás.

Aparcaron el coche frente al restaurante y entraron entre risas y bromas, mientras esperaban a que la maître las acomodara. Kagome se quedó paralizada: allí al fondo del salón, creyó ver a sesshomaru. Pero, no podía ser él, estaba de espaldas y no le veía bien; sentado con otro joven y enfrascados en una animada conversación.
No sabía si era o no, pero no iba a quedarse allí para averiguarlo.

— Pero, ¿Dónde vas, kagome? Espera un momento, ¿Qué te ocurre?

— Lo siento chicas, será mejor que cambiemos de restaurante, he visto a alguien que podría amargarme el día.

— Pero, ¿Quién es? ¿Un chico, algún lío? ¡Vamos, kagome! No nos tengas así…

Y entre preguntas y protestas salieron del restaurante.
El día transcurrió rápido y sin más percances, aunque kagome no se sentía del todo tranquila. Pero, eso cambio cuando llego a casa y se encontró con toda su gente en la fiesta.

La juerga se prolongo hasta bien entrada la noche y no volvió acordarse del incidente del restaurante. Durmió lo que quedaba de noche de un tiran y fue al trabajo feliz pasando un día tranquilo. Por la noche había quedado con las chicas para cotillear de la fiesta, ya que había muchas cosas que contar porque más de una salio con compañía. Y cuando quisieron darse cuenta era tardísimo:

— Bueno, mañana quedamos en casa de sango para seguir con esto... — dijo mientras se despedía en la puerta.

— ¿Podemos llevar compañía?

— De eso nada, solo chicas. Si no, ¿como vamos a reírnos de ellos?

— Vale, vale, hasta mañana — dijo despidiéndose de todas.

No la apetecía recoger, así que decidió ir directamente a la cama, pero llamaron a la puerta:

— Y ahora ¿qué se olvidaron? — dijo abriendo la puerta y encontrándose frente a su peor pesadilla.

— Hola, kagome, que gusto me da verte — dijo Sesshomaru entrando y cerrando la puerta tras de sí.

— ¿¡Tu?! Pero, pero, me prometiste que… que… no — balbuceaba ella mientras retrocedía.

— ¿Qué no, que? ¿Qué no te volvería a buscar? ¿Y no lo he cumplido? El pacto lo has roto tú, fuiste tú la que me vio en el restaurante y preferiste huir a cumplir tu promesa.

— De acuerdo, tranquilicémonos. Yo no puedo desaparecer de nuevo, sigo teniendo miedo de ti, me despierto por las noches aterrorizada…

— De ahora en adelante, yo estaré a tu lado para abrazarte – dijo sacando una jeringuilla del abrigo — ¿Será esto necesario?

— sesshomaru, por favor, no ha cambiado nada desde la ultima vez —dijo intentando alejarse de él— no puedes hacerlo, no puedes hacerme esto otra vez.

— He cambiado, cumplí mi promesa, no habido ninguna chica más y ya es hora de que cumplas tu parte — dijo tomándola del brazo y atrayéndola hacia él.

Kagome intentó soltarse, escapar; pero fue inútil. También intento gritar, pero sesshomaru cubrió su boca con sus labios.

— Bienvenida a tu nueva vida — sentenció clavándole la aguja en el brazo— Te amo.

Fue lo último que escucho antes de desvanecerse.
Todo volvía a empezar.

FIN ?

secuestrada - sesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora