Parte I: Mi mayor deseo

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A pesar de los años que transcurrieron lo recuerdo todo con detalle, era solo una chica, tenía expectativas que cumplir a muy corto plazo, pues mi vida entera siempre consistió en creer que algún día, no muy lejano, perdería la vida, por esa razón dejé de trazarme metas para un futuro, solo cumplía con derribar obstáculos que se atravesaran y vivía cargada de cuchillas por si mi asesino se aparecía frente a mí, sí, aunque sabía que moriría tenía que luchar por evitar una muerte demasiado trágica o dolorosa; en fin, esta razón también me llevó a alejarme de la gente, desconfiaba de todos y cada uno de ellos, los veía a todos como mis posibles asesinos, nunca enlacé amistad con nadie aunque hubieron varios intentos por parte de ellos, nunca tuve amigos, y ni hablar de mi familia, pues lo que ellos consideraban una etapa en realidad era el comienzo de mi peor pesadilla, mi propia sangre me clasificó como una inadaptada y asocial, lo que conllevó a empeorar mi estado mental, cada día las críticas por parte de mi familia empeoraban, siempre había una razón más que suficiente para recordarme mi desgracia al vivir, desde mi nacimiento me remarcaron que sería la desgracia de mi familia, la problemática, así que me acostumbré fácilmente al encierro y a la soledad, lo único que agradezco de ellos es el haber respetado mi soledad y silencio, tal vez simplemente odiaban la sola idea de verme, tal vez solo me querían lejos de ellos, sea la razón que sea permanecieron alejados y mi encierro se convirtió en mi mayor felicidad.

Todo transcurría como debía, todo pasaba con la misma monotonía, todo marchaba bien, pero por supuesto algo tenía que suceder para arruinar por completo mi poca felicidad, y fue el terrible día en que vi a mis padres discutir, era algo de todos los días, siempre peleaban y gritaban, pero ese día todo se salió de control cuando a mi padre se le ocurrió levantar el puño y cumplir una de sus mas grandes fantasías, el golpe fue preciso, fue directo, dió en el blanco y yo caí al suelo del impacto, la sangre no tardó en asomarse, que terrible idea fue la de satisfacer mi curiosidad y acercarme en supuesto silencio a la escena, caí y todo en mí se derrumbó, lo que comenzó en una discusión por economía terminó en la desgracia de mi nacimiento, fui la culpable de nuestra pobreza, no obstante me levanté protegiendo la herida, pues sangraba de forma excesiva, solo me quedó mirarlos a los ojos, yo misma perdí la consciencia ese día, la razón, sin mas grité con todas mis fuerzas "Los maldigo a todos, a ustedes, al mundo entero, A TODOS" y salí huyendo a mi soledad, sabía que para entonces era hora de alistar mis cuchillas, ahora que la idea de que mi padre sería mi asesino que hizo la mas sólida tuve miedo, tomé mis armas y me alisté para lo que sería una batalla épica, me concentre en atacar los puntos fijos, me dí a mí misma unas pocas clases de pelea antes de escuchar sus pasos en mi puerta. De pronto me di cuenta, sus pasos eran lentos, silenciosos, no había prisa alguna, y no se asomaban a mi puerta, mas bien se alejaban, aún así guardé silencio y esperé... Los pasos dejaron de oírse y no había señal alguna, me asusté, eso no era normal. En silencio me asomé a la puerta y pegué a mi oído, escuché a mamá, tenía una voz delgada, y temblaba, la oí pronunciar extrañas palabras, decía "No... Por favor no... Te lo suplico no lo hagas", supuse que se trataba de mi padre amenazándola, hasta que él interrumpió murmurando "Por favor no nos mates". Sólo entonces me di cuenta de que había una tercera persona y que mi asesino sería un ser desconocido para mí, eso me aterró, así que permanecí un poco más lejos de la puerta, pero los gritos de mis padres fueron algo fascinante, fue único, una súplica, un único dolor. Todo volvió al silencio de nuevo, deduje que ya habían muerto, por ende la siguiente sería yo, supuse que el sujeto cargaría con un arma de largo alcance, una pistola, ya que no hubo esfuerzo alguno para cargarla, así que me escondí detrás de la puerta para atacarlo por la espalda; en poco tiempo oí sus pasos llegar sin prisa alguna a mi puerta, estaba lista, el corazón me latía con velocidad, lucharía por mi vida. La puerta se abrió y el crujido lento y agonizante se hizo presente y lo que consideré que sería un humano resultó en ente maligno y endemoniado sacado de los libros de mitologías griegas.

La reconocí en seguida, era la muerte misma, idéntica a como la dibujan las miles de escrituras que relatan sobre ella, viste con ese hábito negro que cubre rostro y pies, y carga con esa hoz fina que con solo verla sientes que corta tu alma, me miró fijamente y yo quedé paralizada, nos observamos mutuamente hasta que ella habló:

-Maldecir al mundo entero es un trabajo de gran responsabilidad para una niñita como tú. Pero pareces muy decidida, ¿No?

Permanecí en silencio, analizando su extraña pregunta, al darme cuenta de que mi mayor deseo estaba por cumplirse decidí asentir con la cabeza como única respuesta, la sentí sonreír. Ella se inclinó y con el cariño de una madre acarició mi cabeza, su mano huesuda pasó suavemente por mis cabellos, fría y cálida a la vez, comprendí que en realidad ella nunca fue mala, solo responsable. Al terminar se alejó y permaneció frente a mí, me sonrojé al ver que se desnudaba, no tardé en cubrir mis ojos, lo que provocó una risilla en ella:

-Descuida- Dijo ella sonriendo. -También lucirás así después de un buen tiempo con esta túnica.

La vi desnuda frente a mí, hermosa, bella, tuve envidia de su cuerpo esbelto, de su sensualidad, como una preciosa gitana, pero toda hermosura comenzó a desaparecer, sus manos fueron las primeras en sufrir el paso rápido de tiempo, se hicieron cenizas, pero me sorprendió ver la sonrisa de aquella dama, quise detenerla, habían muchas preguntas por hacer, ella debió verlo en mis ojos por que respondió:

-No desesperes, no te voy a abandonar, cuando me necesites allí estaré, pero recuerda ser paciente, pues aunque he muerto debo muchas cosas aún.

Sonreí y decidí confiar en ella, al verla desaparecer con el viento me arriesgué a tomar la túnica, la contemplé durante un buen rato, mi mayor deseo estaba presente frente a mis ojos, era increíble, ahora la vida de millones de personas estaba en mis manos, era fascinante tanto poder para una simple niña... Lo que aún no sabía era que se acercaba mi perdición y la peor de mis pesadillas...

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Gracias por leer, es hasta ahora el primer capítulo y me siento emocionada, son cientos de ideas las que me pasan para esta historia, espero que sea de su agrado, si les ha gustado agradecería una estrellita, prometo que se pondrá interesante más adelante.

-Lucy.


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