Me and the Devil Blues

239 28 5
                                    

Aviso: Esta historia contiene ligeros toques de necrofilia.

I went down to the crossroad
fell down on my knees
Asked the lord above "Have mercy now
save poor Bob if you please"

Cantaba con una voz gutural, arrastrando las palabras, casi diciéndolas mal. Entre más avanzaba por el viejo camino, más se distorsionaba su voz al repetir la estrofa.

Sus rubios cabellos se pegan a su frente producto del sudor, sus brazos y piernas ardían por el esfuerzo, pero no era nada que le afectara, para él, el dolor físico era más satisfactorio y menos desgarrador que el emocional.

La piel se palpaba fría al tacto contra su expuesta espalda. El olor nauseabundo se adhería a su piel e invadía sus fosas nasales, su estómago se revolvía amenazando con expulsar todo el alcohol que se encontraba en su sistema.

Él pesaba más de lo que recordaba y sus piernas ya no se permitían dar un solo paso más. Y pasó lo inevitable, sus piernas cedieron ante el dolor y cayó de rodillas sobre el polvoriento camino. Al tratar de amortiguar la caída, soltó el cuerpo en su espalda, que cayó sonoramente a su lado. Bakugou pudo observar como de las cuencas donde antes estaban sus ojos brotaban varias larvas, y como algunos trozos de carne se desprendían de su cuerpo, pero eso no le hizo flaquear.

—Maldita sea, Eijiro, siempre fuiste como una patada en el culo— vociferó con la voz agitada, mientras se limpiaba el sudor de la frente.

Con el estómago revuelto se puso en pie, tomó el cuerpo por debajo de las axilas a pesar del ardor en sus manos producto de las heridas que se había provocado al escarbar en la húmeda tierra del cementerio y comenzó a arrastrarlo por el camino de piedras.

You can run, you can run, tell my friend Willie Brown. That I got the crossroad blues this mornin', Lord, babe, I'm sinkin' down

La voz gutural volvió a irrumpir en el placido camino. Las venas se le marcaban en la frente y en los brazos debido al esfuerzo, su voz sonaba agitada, pero aun así no se detuvo. Las letras seguían fluyendo de su garganta como si con ello pudiera distraerse y dejar de dar paso a sus pensamientos, que fluían desordenados, pero a la vez tan sensatos. Él no quería ser consciente de lo que hacía, de serlo, se odiaría más de lo que ya su culpa había engendrado en su interior y se detendría, no quería perder la única oportunidad que tenía de volverlo a ver.

Esperanza que nació debido a lo vulnerable que fue su presencia en ese viejo y descuidado bar, lleno de vejestorios con las panzas hinchadas de cerveza, y con las bocas atestadas de antiguas leyendas, y cual si fuera un niño le lograron engañar con falsas esperanzas que Bakugou no dudó ni un segundo en perseguir. Porque por más estúpida que sonara la idea, él no se permitiría arriesgarse a no comprobar su veracidad.

Sus bocas destilaban un fuerte olor acre, y de ellas fluían abundantes historias, cada una más irreal que la anterior. Hablaban sobre viejos caminos y mujeres capaces de cumplir tus mayores deseos a cambio del favor de la sangre que recorre vuestras venas, pero en especial, hablaron sobre el cruce de la 61 y 49, donde yacía un viejo árbol seco, y bajo su sombra aparecía un individuo de desconocida procedencia, que estaba dispuesto a regatear tu alma a cambio de un favor, pero su nombre ha de maldecir a todo aquel que lo pronuncie, y ellos no estaban dispuestos a hacerlo, porque eran temerosos de la iglesia por más alcohol que tuvieran sus sistemas. Cuando se levantó para retirarse por esa noche, se tambaleo, quedando frente al bluesman, que le daba la espalda a él y todo a aquel que le viera tocar. Pudo haber sido producto del alcohol, pero Bakugou juró haber visto una mano esquelética sostener el mástil de la guitarra y tocar a su lado, se giró para ver si alguien más había sido espectador de tan extraño evento, pero todos los presentes lucían sumamente tranquilos, al parecer él era el único capaz de observar como sombras extrañas se comenzaron a formar a sus espaldas, que oscilaban al tempo del blues. Bakugou horrorizado se retiró y desapareció esa noche del bar y no le volvieron a ver jamás.

Me and the Devil Blues / Bakushima - Kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora