La Chica de Weiss

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(Esta historia se sitúa en un mundo paralelo donde las chicas todavía asisten a Beacon y nada malo pasó después del Vytal Festival).

Pocas son las cosas que he amado en esta vida: mis ideales, mi familia y mis amigos se podían contar entre ellas. Yo creía que eso era suficiente, creía que de algún modo el amor pasional que suelo leer en los libros solo se encontraba en dichas páginas.

Qué equivocada estaba.

En estos pocos años que llevo en la academia muchas de mis percepciones han cambiado, pues mis horizontes se ampliaron y pude conocer un modo de camaradería más sano a diferencia de mi anterior experiencia en el White Fang. Con ello, llegaron sentimientos que aprendí a controlar... o al menos eso creí hasta aquella noche en que mis compañeras de equipo y yo salimos a cenar.

—Sí, Weiss Schnee es mi amiga. - Digo cuando me preguntan si acompaño a la heredera.

—Somos grandes amigas. - me corrige ella con su clásica pose y tono chillón. —Apartamos una mesa para 4, así que si nos permite... - y aunque no nos lo permiten, aun cuando todos los presentes miran mis orejas gatunas, Weiss no duda ni un segundo. Ninguna de las 3 chicas duda en llamarme su amiga.

—¿A qué venimos a este lugar? - pregunta Yang mientras se acomoda la chaqueta. Por un momento imagino que se siente tan fuera de lugar como yo, estando en este restaurante de "estirados".

—Se ve caro... - comento mientras noto los cubiertos dorados y los manteles de terciopelo acompañados de un estilo de moda propio de hace 20 años. Sigo sin entender para qué nos ha traído aquí cuando los lugares que frecuentamos son puestos ambulantes y pequeñas cafeterías.

—Lo es. A Weiss y a mí nos tomó 3 meses juntar el dinero para... ¡Ugh! - se queja Ruby tras un codazo de Weiss. —Yo no he dicho nada, je.

—No, ya en serio. ¿A qué venimos? - vuelve a preguntar Yang cuando nos sentamos y vemos el menú. —La mitad de estos platillos no los puedo ni pronunciar.

—Solo disfruta la comida... - dice entre dientes Weiss, forzando una sonrisa.

—Pide lo que tenga pescado, no puede fallar. - Ruby me sonríe y guiñe el ojo tras su comentario; siempre tan considerada, haciendo sentir mi corazón cálido con cada mirada de esos ojos grises.

La velada sigue un tanto forzada. Puedo sentir el nerviosismo de mi líder, la desesperación de Yang por no saber lo que ocurre y la fachada de hielo de Weiss quebrándose de a poco.

—Bien, me terminé mi flaflagrua de pato... - la rubia azota los cubiertos. —¿Hablarán de una vez o qué?

—Vinimos para hacer un... - con un leve gruñido, la ojiazul comienza a hablar, pero el nervio puede antes con Ruby quien suelta todo en un grito.

—¡WEISS Y YO ESTAMOS SALIENDO!

—Oh...

Nos quedamos en silencio por un momento. Mi primer instinto es salir corriendo, pero me agarro tan fuerte a la servilleta de tela de la mesa tratando de evitarlo, sintiendo incluso que la rasgo un poco con mis uñas.

—¿¡Te acuestas con mi hermana bebé!? - exclama Yang mientras sus ojos se vuelven rojos y pequeños destellos de fuego cubren sus dorados rizos.

—Yang, por favor... - Weiss mira a la rubia sin titubear con el porte de una Schnee. —Ruby tiene 17 años, no es un bebé y todo este circo es para formalizar nuestro noviazgo de la manera correcta.

—¿Blake? - pregunta Ruby al observar mis orejas retraídas y mirada asustada. —¿Estás bien con la noticia?

—Yo... - NO. No estoy bien con la noticia, pero tengo que actuar y pretender que nada malo pasa. —Me sorprendí un poco, eso es todo.

La Chica de WeissWhere stories live. Discover now