Capítulo IAbby caminaba encorvada con ambas manos dentro de los bolsillos de su campera mientras esquivaba las figuras altas que se interponían en su caminó sin la mínima intención de dejarla pasar sin golpear a alguien. Miraba sus costados repetitivas veces con cansancio e irritación, clavándole de vez en cuando la mirada a quien se atrevía a pasar por su lado sin pedirle permiso.
No importaba que tan temprano se levante para poder hacer algo tranquilamente, las calles de Capital Federal siempre van a estar repletas de gente que solo quiere llegar a su destinó, sin importarle llevarse a alguien por delante.
A medida de que daba un nuevo paso maldecía de una forma diferente mientras sus puños se cerraban con fuerza y su sangre comenzaba a hervir.
Odiaba salir, pero hoy era una excepción.
Iba a encontrarse con una amiga de la secundaria, al terminar la etapa escolar ambas se dividieron y no volvieron a verse. Abby pudo comunicarse con su amiga y logro conseguir un día libre para reunirse, ya que Amelía empezó a estudiar su carrera de administración al graduarse, Abby en cambió, aun no. Quería librarse por un tiempo del estrés del estudió y poder ayudar a su familia en la economía de su hogar consiguiendo algún trabajo.
Gracias a Dios logro llegar a su destino. Pudo escuchar el sonido de una pequeña campana sonar al abrir la puerta de la cafetería, lanzo un suspiro al sentir el aire de la calefacción por detrás de su nuca y la paz de no tener gente sobre su cuerpo. Empezó a caminar mirando el lugar que se encontraba casi vacío, había unas personas tomando café y mirando su teléfono o el diario de esa mañana.
Se detuvo en un mesa que estaba ubicada frente una ventana bastante grande de cristal que dejaba admirar el cielo gris y fresco de aquella mañana de invierno. Tomo asiento y en ese mismo momento se acercó alguien.
—Buenos Días— saludó una chica del lugar —¿quiere pedir algo?— pregunto al mismo tiempo que sacaba del bolsillo de su adelantar un anotador y un lápiz.
—Por ahora solo un vaso de agua, estoy esperando a alguien— contesto ella con amabilidad.
—Entiendo— dijo la mesera mostrando una sonrisa —enseguida se lo traigo—
—Gracias— Abby devolvió la sonrisa y la chica se retiro.
Pego un pequeño salto al sentir su celular vibrar dentro del bolsillo de su campera. Miro rápido hacia ambos lados y prendió su teléfono. Era un mensaje de su amiga
Amelia: Abby, estoy esperando el colectivo llegare en 15 minutos, nos vemos.
Apago su celular y lo dejo sobre la mesa mientras comenzaba a buscar algo dentro de su mochila. Sabia que Amelía llegaría tarde —ya que siempre fue impuntual— y se preparo para que la espera no sea eterna. Saco un libro que había querido leer hace tiempo "Cruzar la noche" o mejor dicho, releer ese libro. Lo había leído en 3° año de secundaria pero, no le presto la atención que merecía y por eso se decidió a volverlo a leer, pero esta vez de principio a fin.
Se acomodo en el respaldo de la silla mientras colocaba una pierna sobre la otra y abría el libro con delicadeza buscando su primer capituló y deleitándose en el sonido de las hojas al voltearse.
—Señorita su agua— hablo de repente la mesera mientras dejaba sobre la mesa un pequeño vaso de agua que no le llevaría más de un sorbo en terminar.
—Gracias— agradeció —¿me podría hacer un favor? Cuando vea a alguien sentarse en esta mesa podría traer dos tazas de café— pidió.
—Claro.
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Mirada de ángel
Teen FictionLa mañana en la que Abby se dirigía a la cafetería para encontrarse con su amiga, ni ella, ni Sam se hubieran imaginado que su vida cambiaría totalmente al conocerse de una manera algo inusual. El pequeño accidente con un vaso de agua y un libro per...