Prólogo

13 2 0
                                    







12 de junio 2006

Me desperté en la habitación de hospital oscura, mamá guardaba cosas en una valija negra y papa miraba la cuna donde estaba la bebé durmiendo.

_ ¡Por favor Alicia! – Susurraba papá- Piensa en ellas, son tus hijas... ellas...te necesitan.-Dice mientras sujeta sus manos y las acerca a su pecho. Ella niega y suelta su agarre cruzando sus brazos.

_Estarán mejor sin mi Daniel, yo no puedo ser lo que pides, no quiero serlo. Creí que lo habías entendido la primera vez pero...-Estuvieron un rato en silencio, mirándose. Espero que me entiendas, ellas no...yo...yo no fui hecha para ser madre.

_No puedes culparme ahora de esto, Alicia. Te amaba, te amo y, y tú no puedes irte, no puedes dejarme, yo, yo no sé qué hacer...

Papá estaba de rodillas en el suelo, lloraba y susurraba cosas que no logré entender.

_Lo siento tanto.

Se fue, sin más, cruzo la puerta, dejando al hombre que la amó con el corazón roto, solo. Bueno, no tan solo.

La mañana siguiente sentada en el mismo sillón miraba la cuna frente a mí. Ella era hermosa. No se parecía a mí en nada, había visto muchas fotos de cuando yo era una bebe y ella no era así, ella era preciosa.

_Hija

Papá cargo a la niña y se sentó junto a mí.

_ Necesito tu ayuda, ahora vamos a ser nosotros tres. Ella es muy pequeñita para entender muchas cosas y te va a necesitar toda su vida.

_ ¿Cómo se llama?- Mi hermanita había nacido hace solo unas horas

_Bueno, no sé pero yo creo que Rebeca es lindo, ¿te parece?- Negué la cabeza, de ninguna manera.

_Que mamá lo elija, papi.

_Bueno, ¿y por qué no nosotros? Yo creo que ya eres lo suficiente grande para hacerlo. Ya tienes seis años.

Mire fijo a las flores en el centro de la mesita. Eran rosas rojas que te daba el hospital, estaban en un florero blanco con estrellas dibujadas. Saque una de las flores y se la di.

_Luna papá, me gusta.

Papá sonrió-Luna Avaraldo.

Estuvimos un día más en el hospital hasta que nos dieron el alta. Nos íbamos esa tarde y papá terminaba de acomodar todas las cosas en una mochila cuando me pidió que fuera a buscar a la enfermera.

Salí a buscarla pero no la encontré en el pasillo, la busqué en el pasillo de al lado pero tampoco. Luego empezaron unos ruidos y gritos en el piso de abajo y se me ocurrió que ella podía estar ahí. Bajé las escaleras, una camilla empujada por doctores pasó muy rápido frente mío. Gritaban y trataban de ayudar a alguien que tosía rojo. Una señora rubia llorando le gritaba a una enfermera que la ayudara, tenía una bebito chiquito como Luna en sus brazos y detrás había dos niños más.

Me quede ahí parada viendo la sangre en el piso hasta que escuché la voz de mi papá, ¿qué le pasó a mamá?

_ ¡Olivia!

Me cargo en sus brazos examinando si estaba bien.

_ ¿Estás bien?

_ ¿Mamá tosía rojo papá? ¿Por eso se fue? ¿Por eso se la llevó el doctor?

Me miraba con los ojos llenos de lágrimas y me abrazó.

_Vamos a buscar a la enfermera, hija.

Volvimos a la habitación donde estaba la doctora. Me senté en el sillón a esperar hasta que escuche un llanto, lo seguí y encontré al mismo nene rubio que lloraba atrás de su mamá sentadito en una esquina.

OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora