Prólogo.

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Durante dieciséis años tuve una vida de adolescente completamente normal. El mayor problema de mi vida era qué usaría el día siguiente en la escuela para dar de qué hablar o cómo haría que mi nombre apareciera nuevamente en la sección de chismes del periódico escolar.

Pero todos tenemos ese momento que nos cambia la vida, aquel que hace que nuestros pies vuelvan a la tierra y nuestra cabeza se vuelva mucho más fría y razonable. Algunas veces el impacto de veía desde la distancia, pero otras veces solo pasa en una fracción de segundo.

Así fue para mí, un rápido parpadeo y ese momento se vio materializado a través de la muerte.

Esperaba que cuando abriera los ojos, todo esto fuese simplemente un mal sueño. Pero dentro de mí sabía que no era así, sabía que mi vida se había descarrilado y no había nada que pudiese hacer para solucionarlo.

Para mí, cada alma estaba destinada a encontrarse con otra totalmente compatible en todo sentido, y el mío se había marchado para siempre.

Me sentía más muerta que nunca, y fue alli, acostada en mi cama sin poder pararme, cuando comprendí lo estúpidos que eran los problemas adolescentes.

Si quería salir de esto, debía hacer que los pedazos restantes de mi corazón volvieran a latir.

XOXO

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