Capítulo 6.

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Odiaba a Blake. No, la palabra odiar quedaba corta para lo que sentía en este momento por él.

Caminé de mal humor por un lado de la carretera. ¡El imbécil de Blake me había dejado en la escuela, sin ningún tipo de transporte! ¡Y ni siquiera me había dicho que aprovecharía la ausencia de nuestros padres para hacer la fiesta del siglo!

Ugh. Maldito Blake.

Asher solía decir que debía verle el lado bueno a las cosas, así que eso intentaba hacer. Caminar no era una mala idea, después de todo, no quería llegar a una mansión repleta de adolescentes ebrios que me verían entrar al ala familiar de la vivienda y luego harían preguntas.

Pensé en llamar a Joseph, pero descubrí que mi teléfono lo había dejado en el asiento trasero del auto de mamá.

No era mi día. Primero los jugadores de Rosewich intentan sobrepasarse y luego esto.

—¿Eres tan pobre que no puedes tener tu propio auto? —justo ahora. Increíble.

Seguí caminando, sin importar que Zack Hamilton estuviese en su increíble Ferrar 488 junto a mí, con la ventana abajo y su cuerpo un poco extendido sobre ésta para verme.

—A ti realmente te gusta ignorarme, Purple.

—Suelo dejar de lado las cosas que me molestan. —dije con neutralidad, escuchando la risa ronca de Zack. Por más real que fuesen mis comentarios, siempre parecían hacerle gracia. 

—Sube al auto, te llevo a tu casa. —ofreció, pero negué inmediatamente. Si le pedía llevarme a casa de Blake, él creería que intentaba colarme a una fiesta a la que no me habían invitado.

—No.

Él soltó un bufido desesperado.

—Entonces te llevo a la fiesta de Rave y le pides a él que te lleve a tu madriguera, si es que te da pena que conozca tu hogar de dudosa procedencia.

Luché conmigo misma para no rodar los ojos. A este tipo de personas se refería Blake cuando dijo que en Greenwich habían muchos imbéciles.

—No, gracias. Odio las fiestas.

—Oh, vamos, Red —puso sus ojos en blanco con exasperación. —No puedo dejarte a mitad de la noche en medio de la nada.

—Si puedes, ve a tu fiesta. —dije sin ningún tipo de emoción.

—Sube, te dejaré en Morgan's —mis ojos se iluminaron ante su sugerencia. Quedarme toda la noche en el lugar de los 50's al que me llevó Blake no era la mejor opción, pero sí la única y la más viable.

Abrí la puerta del auto de Zack y subí al asiento del copiloto.

—¿No deberías estar ya en la fiesta?—inquirí. Había pasado alrededor de una hora desde que dejamos la escuela.

—Tuve que ir a casa a... resolver unos asuntos.

Lo observé de manera sospechosa.

—¿Qué asuntos?

—No te incumbe.

Rodé los ojos. ¿Qué le costaba decirme? 

Ugh, ¿por qué soy tan curiosa?

—Bien. —espeté de brazos cruzados. 

—Bien. —dijo de la misma manera.

—Bien.

Zack me dio una mirada cansada, como diciendo "¿en serio?", pero su expresión cambió en cuestión de segundos. Sus ojos azules se iluminaron y una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro

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