Gracias

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Han pasado algunos años desde que salimos de la universidad, pero si hay algo que me enorgullece de nuestra amistad es que ha sobrevivido la distancia, la temida falta de tiempo, los novios nuevos y la falta de dirección en nuestras vidas. Encontrar a tus mejores amigos, a tu segunda familia, no es algo sencillo. De hecho, nunca esperé lograrlo en esa extraña etapa de la vida que se da entre los 18 y los 22 pero así fue. Los encontré a ustedes, que se han convertido en las personas más importantes de mi vida.

Quiero darles gracias por tantas cosas que no sé por donde empezar. Quizás lo primero sería agradecer por haberme aceptado y amado tal y como era desde el principio. Ah y también por siempre haberme dado comida cada vez que olvidaba llevar almuerzo por haberme quedado estudiando has tarde.

Gracias por reír conmigo y gracias por haber estado ahí para celebrar cada uno de nuestros logros, como haber aprobado un ramo casi por gracia divina, habernos mantenido despiertos en la clase más aburrida del mundo y haber logrado escribir miles de palabras en tiempo récord.

Gracias también por haber llorado conmigo. Por haber estado ahí cuando me cuestionaba si realmente era esto lo que quería estudiar, por haberme abrazado fuerte y haber cuidado de mí cuando ese chico con el que salía decidió que no quería verme más. Gracias por haberme ayudado incluso en las situaciones más extremas, como todas esas noches que nos quedamos juntos estudiando sin parar, incluso si tenían una clase a las 9 de la mañana.

Gracias por haber estado siempre disponibles, incluso hasta hoy en día, cuando puedo escribirles 20 mensajes de texto a cada uno o dejarles algunos mensajes en nuestro chat grupal incluso si estamos lejos. Sé que los leerán y que se preocuparán de responder cuando puedan. En realidad, y la única forma en la que creo que puedo resumir todo lo que siento por ustedes, es diciéndoles que me siento agradecida de haber tenido la oportunidad de entrar en sus vidas. No sería la misma si no los hubiese conocido y estoy agradecida de todo lo que me enseñaron, incluso si algunas de esas lecciones resultaron en ridículas discusiones.

Gracias por haber sido las personas indicadas en el momento justo, porque no hubiese logrado sobrevivir el loco mundo universitario sin ustedes, eso está más que claro. Durante 5 años formamos una de las amistades más sólidas que existen y ahora, que entramos al mundo real, estoy completamente segura que todo seguirá igual.

Hermandad de la facultad de arte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora