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Son las nueve de la mañana y como es de costumbre lo suele ver en la entrada del colegio esperando por él, y más que aburrirse, se emociona.

Su mirada baja a sus zapatos lustrados y siente el amor subir hasta sus mejillas. Es vergonzoso que se ponga tan tímido, pero no puede evitarlo porque la persona al frente le gusta mucho.

— Buenos días... — suelta el mayor con su voz ronca y el menor se siente a derretir. Sólo saluda con la cabeza y el otro en vez de ofenderse, se ríe; al parecer enternecido por las reacciones del otro. Sin medir alguna otra acción, le toma de la mano para guiarlo.

A Jimin le gustaría ser más abierto y decirle a su hyung que conozca sus sentimientos a más profundidad.

Que se ahogue de amor como lo suele hacer él cuando lo siente cerca, como ahora. Los dos con las manos entrelazadas caminando por los pasillos sin mirar a la gente, en su mundo felices.

En cuanto llegan a su salón, no puede evitar sentirse algo triste por no verlo hasta el descanso. Al instante en que su decaído rostro es alzado, Jimin supo que haría el otro así que rápidamente movió su cabeza hacia otro lado para que los finos labios se posaron en sus abultadas mejillas.

— No ponga sus labios en mi sin avisar...

Es lo que murmura cuando su hyung se aleja y le ve con un fingido mohín. Al sentirse un poco mal por ser así, decide aventurarse a encerrar a su pareja en un abrazo.

— Simplemente abraceme.

Siente al otro relajarse en el y eso alegra al muchacho.

— Bésame después.

Es su despedida matutina y entra a recibir clases.

— Nuestra relación es como una película romántica, Minnie. Ya no somos niños...

Es lo que le dice el mayor cuando se topan en el comedor y sientan a degustar sus respectivas comidas.

— Quiero asegurarme de esto...

Y aunque Jimin se queje como un bebé al momento de protestar y se aleja para botar los restos, Yoongi como buen hyung lo cuida en silencio de la mirada de los lobos feroces que busquen cualquier abertura para ir por su príncipe.

— De verdad te quiero y haré que confíes aún más en mi — fue el recibimiento para que Park se colocase como una manzana de lo sonrosado que estaba. Asiente sin decir más y deciden irse de vuelta a sus salones. — Nos veremos en la salida, nene — y vuelve a intentarlo, pero ahora, Jimin es más discreto y baja su cabeza para que el beso sea en su frente.

— No ponga sus labios en los míos sin avisar.

El otro tan solo lo toma de las manos y ríe. El corazón de Jimin da un vuelco y late con fuerza ante la cercanía que todavía mantienen.

— Hyung se enojará~ — y otra vez estaban los pucheros fingidos y decide intentarlo nuevamente, pero el menor es más rápido y decide acortar la distancia para abrazarlo.

— No estoy listo — bisbisea amortiguado en el pecho del otro para huir de la escena.

Cuando sale de su salón y ve al otro esperarlo, se acerca con una sonrisa tímida y deciden ir por un café gracias al clima frío.

En cuanto salen del lugar, el mayor habla;

— Me gustas, Jimin.

— También me gustas. Espera por mi. — es su respuesta y el otro suspira desganado. — pero hoy sólo abrázame.

La caminata a la casa del castaño se hace lenta, pues los adolescentes no querían decirse adiós, aunque el clima les obligaba por el viento y la nieve que empezaba a caer.

— Te espero mañana — es lo que dice Yoonie en cuanto están en el portón de la casa de la familia Park y Jimin sabía que no sólo se refería a las clases, pero decidió ignorarlo en cuanto noto como había un poco de la espuma de su bebida en las comisuras de su chico.

Su mirada almendrada, recorrió desde ahí hasta el centro de los labios de Min y su corazón latió rápido para acercarse al otro y sentir como su pareja se tensaba.

Sus pequeñas manos toparon las mangas de las de su acompañante y en cuanto entrecerró sus ojos, este comprendió que quería hacer el otro.

Jimin podía escuchar los frenéticos latidos de su corazón y no pudo evitar asustarse ante el hecho de que Yoon podría escucharle, pero al verle al otro, quien ya tenía sus ojos cerrados con fuerza y sus mejillas fuertemente pintadas, comprendía que el no era el único ansioso del lugar.

Sus gruesos belfos tomaron posesión del contrario de manera superficial por unos segundos para luego desviarse rápidamente hacia la comisura manchada de café y besar con más profundidad ahí.

— Es demasiado rápido. Ya es suficiente por hoy. — y se escondió en el cuello del risueño chico, que en vez de enojarse, accedió a lo de siempre.

Abrazarlo primero y besarlo después.

Kiss Later 💋 Y.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora