En la noche oscura con la luna llena junto de la mano caminando por la arena me voy acercando hasta que ya no sientas pena todo preparado para comenzar la escena.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Secando sus manos sudorosas contra su pierna Christopher observo por el rabillo del ojo a Melisa.
Melisa era exactamente la copia de su madrastra. El no era el típico chico el cual odiaría a su madrastra y hermanastra.
Desde que conoció a Yenny la adoro. Y cuando conoció a Melisa. Dios. Adorarla era poco.
Por qué realmente no lo hacía. Adorar era poco. Desde el comienzo la atracción que sintió fue inmensamente grande.
Se dijo a si mismo que simplemente está atracción era temporal y pronto comenzaría a ver a Melisa cómo su hermanita, no como algo que fuese suyo.
Porque sus celos eran enfermizos cuando se trataba de ella.
La primera vez que se dio cuenta de que sus celos eran porque la quería para él, Se sentido jodido, enfermo.
Pero no pudo parar sus emociones y las ganas que tenía de proteger a Melisa de cualquier hombre que se le acercará, sus sentimientos crecían tan rápido y en descontrol que en menos de unos meses de conocerla, él ya estaba perdidamente enamorado.
Afortunadamente le sirvió ser el hermanastro para disfrazar esos celos.
Todos creían que el era un hermano sobreprotector. Pero la realidad era que el era un enfermo que deseaba de maneras incorrectas a su hermana.
Dios.
Era un enfermo.
Se sentia mal por aquello y se lo repetía constantemente, porque en su mente rondaba la palabra "hermanastro".
Aquella palabra era con el "stop" aquella señal de que debía de parar.
Esa mugrosa palabra se paseaba en su cabeza cuando él se encontraba observando detalladamente a Melisa, desde sus ojos hasta su cuerpo.
Estaba mal, y tenía tanto miedo de que sus papas se enterarán.
Suspirando observo de nuevo a Melisa quien dormía plácidamente en el asiento del copiloto.
Melisa no era precisamente la típica chica rubia de ojos de colores y con un gran cuerpo.
Melisa era delgada y sus pechos no eran los más grandes. Al igual que sus nalgas.
Ella era justa. Sin ser exagerada.
Sus cejas eran tupidas. Su pelo castaño era corto solo llegaba hasta su hombro. Y sus ojos eran negros.
Las pestañas que poseia eran cortas pero muchas.
Para Chris era simplemente perfección.
Lo más raro de todo era que Melisa no era exactamente el tipo de chica que le gustaba a Christopher. Pero todo ocurrió de manera inesperada.
