Como de costumbre iba caminando sola luego del trabajo, era bastante tarde y la sensación de persecución era inevitable.
No se podía divisar más que sombras en el pavimento, pero aún así escuchaba pasos cada vez más cerca de mí...
Como cada día traía mi reloj de bolsillo, siempre puntual y funcional, pero... aquel día le ocurrió algo extraño, con cada paso que daba con dirección a mi hogar, más lento iba el reloj, podía escuchar su pequeño tic tac desde mi bolsillo, pero ante el temor de los infinitos pasos a mi espalda, no quise comprobar si la ansiedad por llegar a mi hogar era la que me hacía sentir cada momento más lento y cada paso más corto...
Ya casi podía divisar mi hogar.. estaba abriendo la puerta cuando...
Inexplicablemente un tic tac sonó frenético en toda la calle, el miedo me perseguía y mis manos temblaban... como pude logré sumergir la llave en la cerradura y girarla hacia la derecha…me sentí aliviada de estar al fin en mi hogar… estaba a salvo…
Suspiré y me dirigía a abrir la puerta de mi habitacion cuando escuche pisadas a mis espaldas…
El miedo era más fuerte que yo pero me giré despacio para descubrir una figura enorme con una máscara en forma de sonrisa y un reloj en su mano… una mano larga y huesuda…con una voz tétrica y burlona dijo:
-Que pena… tu tiempo… se detuvo.
Lanzó el reloj al suelo y lo destruyó.
Pude sentir como lentamente se me agotaba el aire… intenté luchar pero el miedo me tenía paralizada y lo único que podía ver era esa estúpida máscara…
Tras unos segundos pude notar un brillo en su espalda, un peligroso destello… sabía mi destino… no podría sobrevivir.
El extraño ente frente a mí se desespero al ver que aún no moría, se abalanzó frente a mi cuerpo ya sin fuerzas y sacó un cuchillo de su espalda… iba a matarme lo sabía…
De pronto vi un pequeño reloj de arena, el maldito monstruo tenía su debilidad… tenía que aprovecharla.
Saqué de sus ropas rasgadas el reloj, lo tomé con las dos manos y con todas mis fuerzas lo lancé al suelo.
Mis párpados ya eran muy pesados… no pasaría la noche pero antes de que
mis ojos se cerraran para siempre, vi una escena perturbadora… al romper su reloj la bestia se volvió tan solo polvo…
Ya era demasiado tarde para mí pero… podré descansar al saber que esa maldita bestia ya no existía.
En ese momento… cerré mis ojos y jamás los volví a abrir.
