Parte 1 Sin Título

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En el momento en que te digan que no eres bueno en algo, es el momento de demostrar que no eres bueno, sino el mejor. (encontrado en Gymrizo Motivation)



Final de temporada de las grandes ligas de beisball es sinónimo de aumento de clientela, aumento de ingresos y aumento de horas extras. Los sportsbar se abarrotan de cuanto hombre se le ocurra pasar a tomarse unas cervezas y llenarse las arterias de grasa solo para estar sentados en una mesa repleta de cuantas opciones ofrezca el menú y fingir que les importa lo que sucede a través de las pantallas planas donde se transmiten los partidos. Los espacios quedan insuficientes en esas fechas, la zona es de mínimas dimensiones libres y tanto ajetreo hace que el ambiente se vuelva aún más pesado de lo que regularmente suele ser. Los gritos de aficionados, las peleas y el desorden son parte del trabajo de ser empleado de un Hoowackers americano cualquiera.

Bakugou baja del tren a paso apresurado, empujando a cuanto ser se le atraviese o peligrará en llegar tarde. Su gabán largo de corte hasta el muslo en color negro le protege no sólo del frío, sino de la mirada por el atuendo debajo de este. Su pantalón que llega hasta por encima de los tobillos no deja la idea de pensar que en algunas horas tendrá que lucir las piernas. Con lentes puestos, una bufanda alrededor del cuello y zapatos deportivos, toma la calle que le lleva a la zona central donde se establecieron varios restaurantes y bares. Trota en la última cuadra y apenas entra por el lado de acceso a empleados se encamina directo a su casillero, desvistiéndose de su ropa cálida para ponerse la ridiculez de uniforme que le obligan a llevar.

-Se te hizo algo tarde.

-Cállate, bastardo.

-Oe, Oe... ¿Qué te dijeron de ese vocabulario?

-Te hablo como me da la gana, inútil bastardo.

-Baku, eres un compañero tan agradable.

-Muérete.

La típica conversación entre Denki y él hace reír al primero, sobre todo por ver al tenso de su amigo destruyendo su dentadura cada que debe aguantarse su pésimo carácter para atender a los clientes. Ambos van a la misma universidad; sin embargo, Bakugou es estudiante extranjero y Denki es residente. De hecho, gracias a él es que Katsuki consiguió la oportunidad de una entrevista cuando abrieron plazas, pero sabe que todo en realidad fue por mérito propio.

Claro, si merito va asociado a que el idiota ese estaba pasado de sexy y a Uwabami no le hizo falta siquiera conocer más que su exquisito físico para contratarlo.

De eso ya van dos años y siete meses.

-Hoy es la final... espero que las chicas vengan temprano, ellas son más listas, les quitan el lugar a esos enfermos imbéciles con tal de ver los hombres ardientes que habemos aquí.

-Jah, ¿Aun se te encoje la verga por la manoseada de ese viejo, "Muñeca rubia"?

-¡No es gracioso! ¡Fue asqueroso!

-La propina no lo suficiente para aceptarla.

-Jódete, Bakugou, haz hecho cosas peores.

- Moler a golpes a los hijos de puta desviados, si.

-Con ganas lo haría, pero no soy como tú de primitivo, racista y homofóbico.

-Me da igual lo depravados que sean los demás. Si les gusta meterse en un agujero cagado, que se embarren de mierda.

La interacción termina en cuanto da un golpe al cerrar el casillero. Ya se ha puesto colonia, los pantalones cortos que le estrujan los muslos por lo ancho de estos y su camiseta de algodón con el logo del búho impreso y las letras en rojo chillante, estrecha la tela también por los pectorales y la espalda ancha que se ha formado en todos esos años haciendo variados deportes, en especial escalar. Denki tiene el cuerpo más delgado, sobre todo en la diferencia de músculos de los brazos y una cintura comprimida, pero lo compensa con una sonrisa increíblemente seductora, una cara en exageración hermosa y el cabello sedoso que dan ganas de acariciarlo, y que con gusto deja que las mujeres lo hagan, pero cuando un hombre lo pide, inclina su cabeza como si fuera una estatua a punto de desquebrajarse.

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