La espera era interminable en aquella sala, donde el ruido de muchos sonidos no me dejaba pensar con claridad. Se oían los coches, ruidos de llaves, puertas abriendo y cerrando, personas hablando, pisadas... era todo un caos. Solo necesitaba un poco de silencio, era tanto pedir. Había salido anoche y estaba cansada, indispuesta ,la verdad es que solo quería descansar para dejar de brillar. Pero con todo ese bullicio era imposible, hacia tiempo que me molestaba el ruido pero que iba hacer, mi casa estaba allí hacía muchas Navidades. Me molesta el ruido, pero sobre todo la luz, me era casi imposible descansar la claridad. No les voy a negar que todo esto es un poco extraño si les soy sincera, es como decir que una escritora no lee libros, o que un cocinero no le gusta cocinar. Pero bueno así soy yo una luciérnaga que le molesta la luz para dormir.
