El primer día de mi desastrosa vida

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*7:30*
-Ya bajo ya...- Las clases empiezan a las 8, pero no me apetecía bajar, en la cama se estaba muy agusto.
Me puse los pantalones, camiseta, bragas, calcetines y zapatillas, pasé de ponerme sujetador por qué no hay nada que sujetar, a sí que un momento ya estaba vestida, y me dirigí hacia las escaleras.
Primera metedura de pata:
No atarme bien los cordones.
Salí rodando escaleras a bajo sin control, hasta que llegué al final. Mierda.  Me sangraba la nariz.
"Podría ser peor"- pensaba.
"Me podría haber roto algo"- decía en voz alta,  mientras que me ponía bolitas de papel dentro de la napia para cortar la sangre
No podía haber sido mas ilusa en ese momento.
*7:40*
Me apresuré a hacerme la tostada, y mientras que esta se calentaba, me estaba preparando el colacao
Segunda metedura de pata:
Escoger una cucharilla mas pequeña que el vaso.
Pasé ya de tomar la leche, por que ya no me daba tiempo, y conforme lo dormida que iba, y la mala suerte que estaba teniendo,  capaz que me tragaba la cucharilla, ¿y todos sabemos que la protagonista no puede morir tan pronto, no?
*7:45*
A sí que,  saqué la tostada de la tostadora, le puse mantequilla, y yo creo que aquí viene la metedura de pata mas obvia de todas.
Tercera metedura de pata:
Que se te caiga la tostada por el lado de la mantequilla.
*7:50*
Me apresuré a peinarme y lavarme los dientes, encima mi padre me estaba esperando para llevarme al instituto para después irse a trabajar, y ya solo faltaba que se me rompiera el espejo u algo así, aunque... no debería de haber hablado tan rápido
Cuarta metedura de pata:
Mancharme la camiseta con pasta de dientes.
*7:55*
No tenía tiempo de cambiarme la camiseta, comer algo o quitarme las bolas de papel de la nariz, a si que con la camiseta manchada, hambrienta, y con dos pegotes blancos en la nariz, me subí al coche de mi padre, mientras que el me miraba atonito el paronama, y me dirigí hacia mi primer dia de instituto.
Quinta metedura de pata:
Pensar que las clases empezaban a las ocho en punto, que empezarán a las ocho menos cinco, y ver como, cruelmente el conserje  cerraba la puerta practicamente en mi cara.

Ahora era cuando le estaba empezando a hacer honor a mi apellido.

Hey, soy yo, Murphy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora