LA BRUJERÍA

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La Brujería

Cada día que pasaba el pobre hombre se sentía peor, ya sus piernas no le respondían y el dolor era insoportable, en el día el calor hacia que sienta como si sus dos piernas estarían envueltas en llamas, el calor mismo de la selva tropical se concentraba como fuego sobre su piel hinchada, dos piernas gigantescas mucho más grande que su propio abdomen, amarillas como si ya no tuvieran sangre, suaves como si no tuvieran carne, todo era como una espuma, si ponías la mano sobre alguna de sus piernas, tus manos sumían como hundiéndose en ellas, solo gemía de dolor, ya no tenía fuerzas para gritar así como lo hacía los dos primeros años de enfermedad, sus dos hijos mayores trabajaban para darle de comer a él y a sus hermanito de ocho años quien se quedaba al cuidado de sus padre mientras ellos salían a buscar el pan del día, cuatro varones luchando ante la adversidad que les ponía la vida, el mayor de dieciséis ya no iba al colegio se quedó en cuarto de secundaria, su menor de solo doce no llego a terminar su primaria, solo le faltaba ese año para que pasea secundaria cuando su padre se enfermó y ellos tuvieron que cuidarlo, pues ellos nunca conocieron a un familiar para ir a buscarlo o alguno que quizás quiera venir a visitarlos, ya habían vendido todo lo que podía tener valor en pequeña y rustica casa que los albergaba. Al llegar el viernes prestaban un viejo triciclo a un vecino y lo llevaban como si fuera un gran bulto a la posta más cercana como era de costumbre desde que llego a enfermar, si tenían suerte encontraban al doctor quien les recetaba pastillas y ampollas que solo calmaban su dolor por un corto tiempo pero después continuaba su interminable sufrimiento, parecía que no había solución, el pobre hombre en su lecho de dolor pensaba que mejor era morir que seguir entregando sufrimiento a sus hijos, una tarde deprimente mientras sus hijos jugaban en el patio y no se encontraba nadie junto a él, haciendo demasiado esfuerzo avanzo dos metros para agarrar una soga, tirarla al techo, hacerla un nudo en la vida y el otro extremo atarlo a su cuello, arrastrase hasta una silla para tirarse de ella, sin embargo la viga era tan vieja que se rompió en el acto, cayendo el techo sobre el dejándolo desmayado, sus tres hijos al encontrarlo bajo los palos podridos con el cuerpo inerte lloraron pensando que ya se había muerto sin embargo el aliento volvió a ellos cuando lo vieron volver a la vida entre pequeños suspiros, y seguir sus triste vida de mañana, tardes y noches de sufrimiento...

Marcos quien era el mayor trabajaba de cargador en el puerto del reloj público y lucho quien era el segundo hijo trabajaba ayudando a una señora en su bodega a la bajada del mismo puerto a pocos metros del Mercado N° 01, todo el dinero que ambos ganaban servía para comprar comida para Daviquito sus hermanito menor y las medicinas de que sus padre necesitaba que costaba más que la comida, un buen día ya casi al llegar la tarde ambos hermanos al terminar sus trabajo se sentaron en la baranda de la plaza del reloj público a mirar el gran rio Ucayali, el menor le contaba al mayor que había tenido un sueño, que era piloto de avión y desde arriba miraba a la gente del puerto, el mayor le decía que el soñó algo parecido pero que el timoneaba una lancha grande, muy muy grande que parecía una nave espacial, reían recordando sus sueños, mientras uno le daba cosquillas al otro y el otro se defendía gritando, risa tras risa, carcajadas y gritos de niños juguetones luego ambos se miraron y sin decir más palabras solo lloraron, se abrazaron secando sus cristalinas lagrimas con sus polos sucios y con huecos, y levantando la mirada marcos vio una lancha que se acercaba y le dijo a su hermano. - ñañito, esa lancha es grande, esa lancha viene de Iquitos mejor antes de ir a la casa voy a cargar algunas cosas ahí, y de ahí si nos iremos, mira que hoy yo casi no he hecho nada, solo tengo siete soles, - así esperaron la lancha cuando llego como un pequeño roedor entro a donde estaban los pasajeros y ofrecía su servicio como cargueros a quién veía, un hombrecito de baja estatura lo miro fijamente y lo llamo – muchacho ven aquí, quiero que me cargues esta maleta pero no quiero que me la robes. – el chico al escucharlo solo atinó a decir – yo no soy ladrón señor, yo trabajo – mientras el chico cumplía con lo encomendado el hombrecillo lo perseguía con paso ligero y lo miraba de pies a cabeza, ya cumplido el trabajo el hombre de baja estatura moviendo la cabeza al momento de pagar al muchacho le dijo – tú me recuerdas a un primo que tenía era así chatito como tú, pelo trinchudo y morenito, pero no lo veo hace muchos años él vive aquí en Pucallpa el toda su vida ha sido pescador. – Inquieto el muchacho miro a su hermano que estaba en la loma sentadito de cuclillas y le pregunto el nombre a este individuo, - señor y ¿cómo pues se llama tu primo? – Quien al instante contesto – Ha mi primo se llama "David Soto" - el muchacho sorprendido llamo a su hermano desesperadamente quien bajo casi cayendo de la loma, el hombre pequeño también se sorprendió y le preguntaba al muchacho que era lo que le pasaba, el muchacho sin palabras lo abrazo y llorando le dijo tu eres mi tío, el hombrecillo agarrándolo de los hombros pregunto – ¿David Soto es tu padre?, hace como quince años que no lo veo, entonces tú debes de ser su hijo Marcos - el muchacho ya en delante de su hermanito quien llego corriendo le dijo – si señor yo soy Marcos y él es mi hermano luchito, el hombrecillo contesto al instante – yo soy Antonio Soto primo hermano de tu padre, llévame a verlo ahora mismo que quiero tomar un par de chelas con él – en un corto silencio los muchachos lo miraron, luchito contesto – tío, mi papa está muy mal, por eso nosotros trabajamos, hace ya dos años y ya vamos por tres que él no sale de la casa más que para ir a la posta, - Antonio movió su cabeza y suspiro, abrazo a los muchachos, cargaron sus grandes maletas y conversando con ellos subió al mercado, compraron muchos víveres y con ellos llegaron a la casita sin luz eléctrica donde les esperaba David Soto el infortunado hombre, al llegar a la puerta Antonio pidió que los niños entren solos, quienes mantenían una sonrisa de oreja a oreja, don David al ver a los muchachos cargado de bolsas y sonrientes sorprendido pregunto qué había pasado que quien les había dado dinero para esas cosas, - hijos somos pobres, y ustedes tienen que mendigar por mi culpa, - al instante ingreso Antonio quién con fuerza abrazo a su primo – David yo les he comprado todo eso para mis sobrinos para que coman, también les he comprado ropa, sandalias y zapatos, ellos ya me han contado lo que ha sucedido, y no pienso dejarlos solos, yo estaré en Pucallpa solo de pasada por que vine hacer unos negocios, pero mañana mismo te voy a llevar en los mejores médicos para hacerte ver que es lo que tienes y curarte, tu siempre has sido un hombre muy fuerte y te vas a sanar. – esa noche los niños a la luz de sus lamparín frieron carne y comieron con plátano cocinado, tomaron mingado de arroz con lecha y luego se quedaron dormidos, ambos primos conversaron y conversaron por horas y horas por ratos reían y por ratos solo se escuchaba que sollozaban, al llegar la mañana muy temprano todos los niños muy bien cambiaditos, tan igual como don David llamaron un auto y se fueron a una clínica muy conocida en la ciudad de Pucallpa, después de muchos exámenes recibió la una gran lista de medicamentos todos ellos eran muy caros, salieron de la clínica casi a las cinco de la tarde, fueron a una pollería y después a la farmacia, esa noche don Antonio busco una señora que atienda s los niños para que ellos no tengan que trabajar mucho mejor que el menorcito de todos tenga que cocinar, le dio dinero a su primo para que pusieran luz en su casa, y a Marcos instrucciones precisas que debiera ir a decir en el colegio y la escuela para que todos puedan volver a estudiar, al día siguiente el tío Antonio desapareció, así pasaron los meces y don David no parecía mejorar, las medicinas eran caras y la plata nuevamente llego a faltar, la señora que cuidaba a los niños se encariño con ellos que no los quiso dejar.

LA BRUJERIAWhere stories live. Discover now