cap 1

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La casona a la que los vecinos solían llamar “la tenebrosa” no era más que una vieja mansión olvidada y descuidada que estaba como siempre, sola y oscura casi en las afueras de la ciudad.
Una noche de invierno, muy tarde en la zona, apareció un chico caminando de modo zigzagueante. Estaba sucio y parecía delirar, pero nadie salía a la calle a esa hora y por tanto nadie pudo verlo; aunque si lo
hubieran podido ver, por su aspecto, nadie le hubiera hablado o ayudado pues parecía un simple pordiosero loco. El chico anduvo como
arrastrando sus pies por aquella calle, hasta que llegó al inmenso portón de hierro del jardín de “la tenebrosa”. Se sostuvo delante de las altas rejas un segundo y luego cayó al suelo como fulminado.

Las horas pasaron y la noche se extendió en silencio, el frío era
asesino. No había viento en esa zona, ni siquiera un sólo sonido se escuchaba en la calle, cuando de repente un auto rojo de alta gama iluminó la propiedad y entró por el camino del jardín directo hacia la vieja
mansión, deteniéndose con un ruido de frenos en el último segundo frente a la reja, a menos de medio metro del chico.

La puerta del moderno auto se abrió y de adentro descendió una joven de cabello rubio, muy bonita y con aspecto de pertenecer a la alta
sociedad. La chica se hincó al lado del chico y tanteó su pulso sin titubear, luego sacó un inmenso llavero del bolsillo de su abrigo, y buscó entre las oxidadas y viejas llaves la que abría aquel enorme portón.
Le costó mucho esfuerzo mover la pesadísima reja, que chilló
histérica y quejumbrosa. La joven, luego, tomó al hombre de la ropa y tironeó de él arrastrándolo por el sendero interno del jardín hasta la puerta de entrada de la casa.

El lugar no podía ser más oscuro. Ella tenía una pequeña linterna en su otro bolsillo, la sacó para iluminarse y volvió a buscar entre las llaves, para finalmente conseguir abrir una pequeña puerta dibujada, en el
inmenso portón de roble tallado de doble ala de la vieja mansión.
Adentro, era la misma boca del lobo. La joven volvió a tironear de la ropa del pordiosero y lo entró, ayudada para iluminarse con la linterna que
mientras maniobraba con el hombre sostenía en su boca.

Tuvo la delicadeza de dejarlo sobre una gruesa alfombra que
levantó una nube de fino polvo que se iluminó con la luz de la
linterna. El polvo era mejor que el helado suelo de baldosas.
La chica se quitó el saco y lo colocó sobre el pordiosero, luego lo dejó allí y salió nuevamente a buscar su auto, cerrar el portón y volver a entrar a la mansión.

Una vez adentro nuevamente, la chica buscó la chimenea en el salón donde se encontraban, era enorme y difícil de no ver, si es que hubiera habido luz. Cuando lo encontró abrió el tiro con una manija y luego tomó
un par de sillas con las que había tropezado y las metió adentro,
finalmente tomo dos o tres sabanas de las que cubrían el resto del mobiliario, que estaban completamente cubiertas de polvo añejo y también las puso con las sillas. Finalmente con un fósforo, prendió fuego a las
sabanas y a las sillas.

Todo aquello se prendió al instante, iluminando el salón y
proveyéndolo de cierta temperatura. Ella sabía que eso no duraría mucho,
así que aprovechando el golpe de luz buscó más cosas para quemar y echó en la hoguera un juego de sillas completas, un par de mesas pequeñas así como todas las sabanas que encontró y un sinfín de almohadones apolillados que había aquí y allá. El fuego se comía la
madera y la tela resecas con avidez, proveyendo al lugar de una llama grande, viva y cálida.
La chica, que había bajado un gran bolso de su auto, sacó varias frazadas de éste y una botella de agua. Repartió las frazadas entre su amigo desmayado y ella, acomodándose a su lado a pesar del olor, muy cerca del fuego, y bebiendo primero una buena cantidad de agua. Colocó
también, con paciencia sobre la boca del sujeto desvanecido varias gotas primero y al rato varias más, insistiendo de tanto en tanto hasta que estuvo
convencida de que el individuo había bebido, aunque inconsciente, al
menos una buena dosis de este líquido. Luego, simplemente se durmió.

La Casa Olvidada (Jungkook & TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora