1.Primera Cita

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Nota 1: siglos sin publicar, pero hay una razón: mi último semestre en la universidad. No les contaré lo que ya pasó, solo q me alegra que haya terminado. déjenme explicarles como va ir la cosa: como se menciona en la descripción, este reto es de una página y son 10: Primera cita, primer beso, dormir juntos sin sexo, pelea de pareja, escena divertida, celos, escena lime o lemon, hijos, tiempo a solas y tema libre. Pienso cumplirlos TODOS. deséenme suerte.

Advertencias: Universo Alterno, posible OoC.

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Reto 1

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—Señorita Ackerman, pase —la susodicha atendió al llamado de la afable enfermera e inmediatamente se puso de pie, entrando al prístino consultorio. Lo hizo con pasos al principio inseguros, dado que el plan original era visitar al médico acompañada por su novio, pero éste extrañamente no había llegado en punto para la hora de la cita.

Le había estado mandado unos cuantos WhatsApps mientras aún no llegaba su turno, sin embargo, estos simplemente quedaban al aire marcados con una sola palomita, por lo que acabó desistiendo al saberlo un esfuerzo inútil. Hecho que comenzó a provocar retortijones de temor e inseguridad en el centro de su vientre incrementando así su malestar.

Mikasa venía padeciendo de unas cuantas dolencias desde aproximadamente dos semanas atrás. Dolores de cabeza, acidez estomacal —éste último sospechado por injerir demasiado picante—, excesivo cansancio, vértigo y mareos que la ponían pálida, conformaban sus anomalías. Sin embargo, cuando las náuseas matutinas aumentaron, y las ganas de vomitar se volvieron irreprimibles, fue cuando Levi le insistió para que fuera a atenderse.

—Buenas tardes doctor... Collins —leyó en su gafete.

—Tome asiento y cuénteme cuáles son los síntomas —el desplante hacia su saludo fue evidente, y sin siquiera molestarse en agregar un por favor tardío, el hombre le indicó el asiento frente a ella. Mikasa, muy impresionada por el trato recibido, se sintió envuelta inmediatamente por una ola de disgusto ante la frialdad en la manera de comportarse, pero tomando una profunda bocanada de aire, simplemente obedeció.

Quizá algo o alguien le tenían molesto de antemano, sin embargo, no era razón válida como para expresar esa mala cara a una paciente inocente como ella.

—Hum —vaciló—, pues últimamente tengo dolores de cabeza que se han vuelto más constantes, en ocasiones también hay mareos, y fatiga —dijo, mesurando su voz para que no sonara insegura—. Mucha fatiga, más de lo regular debido al trabajo...

—¿Ha vomitado?

—Sí —contestó rápidamente.

—¿Con que frecuencia se presenta este síntoma?

—Más que nada por las mañanas —Mikasa comenzaba a desenvolverse, a pesar de que el doctor solo tecleaba en su ordenador—, desde hace una... no, dos semanas. Solo que las primeras veces lo dejaba pasar como algo normal, debido a que lo asociaba con el estrés, usted comprenderá... pero ahora me temo que pudiera tratarse de alguna grave enfermedad.

Ella mostró su creciente incredulidad enfatizando en la última parte. No obstante, el señor de mayor edad no le resolvió a su duda implícita, ni siquiera trató de alentarla a que lo que sea que tuviera no se orientaba a algo mortal; no recibió una palabra reconfortante, ni alguna señal de que se tratara de otra cosa. Tampoco la miró ni una sola vez, sino que continúo tecleando quiensabequé.

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