[capítulo 1]

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Otro molesto día comenzaba con el fastidioso despertador dando pitidos que con el tiempo se volvían cada vez más insoportables.

Podría decirse que despertar temprano es una de las peores cosas de mi vida, junto con tener que soportar a mis compañeros de escuela y que me guste mi mejor amigo y no ser correspondido.

Me quité las mantas de encima y me levanté, pues ¿qué otra opción tenía?, ¿verdad?. Me dirigí al baño de mi habitación, lavé mis dientes y me miré al espejo, esperando que ese sea el día en el que le pueda confesar lo mucho que me gustaba.

Por supuesto que sabía que no iba a corresponderme, es decir, tiene una novia, pero hace tanto tiempo necesito quitar este peso de mi pecho. Creo que ya lo hubiese hecho si no me asustaran tanto las posibles consecuencias como que me deje de hablar y se aleje de mí.

Quité mi ropa y me metí a la ducha luego de abrir la llave del agua caliente. Cada día, mientras me duchaba o me vestía, mi miedo de decirle lo que sentía era peor, al ver mi cuerpo siempre se me cruzaba por la cabeza que era mejor que no lo sepa, por supuesto que no se fijaría en mí ni aunque no tuviera novia.

De verdad, me pregunto cada maldito segundo, ¿por qué de todos los chicos en el mundo tuvo que ser él quien llamara mi atención de este modo? Simplemente quisiera que no fuera de esta forma, tan solo ser amigos sin otros tipos de sentimientos de por medio debe ser genial.

Salí del baño con una toalla atada en mi cintura y me vestí. Como ya era rutina, bajé a desayunar, por supuesto encontrándome con nadie en la casa, ya que mis padres entran al trabajo mucho más temprano de lo que yo debo entrar a clases.

Con todo este debate mental sobre si decirle o no que me gusta, muchas veces me he propuesto olvidarle, pero ¡por dios!, como si fuera tan fácil.

Sólo preparé mi café y me senté a beberlo mientras esperaba a que mi amigo pase por mí, esto de verlo todos los días y todo el tiempo tampoco me ayudaba mucho a superarlo. El hecho de conocerlo y que me conozca como a la palma de su mano tampoco ayudaba demasiado.

Me daba especial miedo lo que vaya a pasar si le confieso como me siento, él sabe que me gustan los chicos, pero realmente no sé si nuestra relación se arrunaría después de eso. Es tan difícil saberlo, y en serio no quiero perderlo.

El timbre sonó, logrando quitarme de mis pensamientos. Dejé la taza en el lavabo y tras tomar mi mochila abrí la puerta. Y ahí estaba él, luciendo tan bien simplemente estando parado allí.

—Hola, ¿vamos?

—Sí, seguro.

Cerré la puerta de mi casa una vez fuera de esta y comenzamos a caminar hacia su auto.

—¿Está todo bien Hoon?, te veo especialmente perdido en tus cosas hoy.– Comentó del otro lado del auto cuando estuvimos apunto de subirnos en él.

—Tengo que presentar un trabajo en grupo con dos de mis más estúpidos compañeros de clase en histora y necesito buena nota. Sólo estoy pensando en las diferentes formas de asesinarlos sin dejar rastros en el caso de que hagan alguna tontería que mande mi nota completamente al diablo.– Respondí una vez arriba mientras nos colocábamos el cinturón de seguridad.

Él sólo rió y luego puso en marcha el coche.

—¿Quiénes son?

—Junhui y Soonyoung.

—Son nuestros amigos.

—Sí, y son dos estúpidos.– Contesté simple mientras él reía y comenzaba a conducir.

El resto del camino lo utilicé para que oyera todo lo que debo decir en mi prueba oral de historia.

Al finalmente llegar y entrar a la escuela nuestros amigos se acercaron a nosotros. Seungcheol es un año mayor que yo, por lo que mis amigos se hicieron sus amigos y sus amigos mis amigos.

de verdad lo lamento - [jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora