Narrador omniciente.
Tord estaba en camino a el edificio, en una mano un six de Coca Cola, en su otra mano una pequeña caja llena de espejos de mano hechos a pedido, y en su bota una arma cargada por si el primero en recibirlo fuera Tom, vaya si estaba preparado, o eso era lo que creía el ante toda su petulancia y ego incrementado por la batallas que recientemente había ganado, algunos decían que era demasiado confiado ante el peligro, y otros como Paul lo describían de una manera mas sencilla y sutil...
" Un suertudo y arrogante hijo de perra"
Su sonrisa siniestra ocultaba un temor latente hacia la reacción de sus ex amigos, pensó en tal vez ser recibido por el miedo, o quizás el temor y confusión seria lo primero ante sus ojos, una vez frente al edificio en el cual sus amigos se encontraban no pudo sentir un pequeño nudo en la boca del estomago, exhalo pesadamente y entro de una vez topándose con un recibidor simple pero hogareño.
-Hola, ¿puedo ayudarte?-. Llamo su atención la joven recepcionista saludando animada mente al chico de rojo.
-Si busco ah un viejo amigo, su nombre es Edd -. Dijo poniéndose frente a la joven morena.
- Ah claro, ¿Puede decirme su nombre? -. Interrogo la joven regordeta sacando una pequeña libreta.
Tord tomo un momento, si bien desde su muerte todo registro de su existencia había sido borrado no debía dar su nombre verdadero a aquellos que significaran un peligro para el, miro a la joven detenidamente; bajita, morena, regordeta y con obvios rasgos de descendencia latina. Como algo como ella podría significar un peligro.
-Mi nombre es Tord Larsson linda señorita -.Le dijo a la joven viendo como esta se sorprendía, de seguro por su marcado asentó Noruego. -Pero le suplico que no le avices de mi llegada, quiero que sea una gran sorpresa -. Dijo esto ultimo guiñándole el ojo a la chica logrando que esta sonriera.
-Entendido cariño -. Respondió esta anotando en un papel lo que parecía el numero de la habitación. - El cuarto de Edd es el 25, aquí esta apuntado para que no te equivoques -. Le entrego dicho papel aun con una sonrisa inmensa. -Me gustaría llevarte yo misma, pero el inquilino del 20 me ordeno unas pizzas y debo llamar al restaurante -. Dijo esto levantando el teléfono.
-No hay problema, puedo llegar solo -. Dijo esto regalando le un guiño a la joven.
-Esplendido, dile "Hola" de mi parte a Edd, ¿puedes? -. Pidió esto ultimo señalando le el ascensor, para después comenzar a marcar el numero.
Tord tomo aquel pedazo de papel entre sus manos despidiéndose de la joven escuchando como esta comenzaba a pedir la comida a la par que la puertas del elevador se cerraban dejándolo solo con la odiosa musiquita que en estos había.
Una vez fuera, camino hasta la puerta mencionada y una vez en frente toco la puerta un par de veces, sabia que empezar por Edd era la mejor opción, era tan bueno que de seguro le perdonaría de inmediato, inclusive recordó como algunas chicas lo llamaban rol de canela.
La puerta con el numero 25 comenzó abrirse lentamente...
Sostuvo frente a su pecho las latas de Coca Cola con una gran y engreida sonrisa ...
-Hola viejo amigo !!-.
A la par de la puerta el elevador sonó abriendo sus puertas, y Tord por instinto, volteo a ver a quien estaba dentro...
Era Matt que ahora le miraba sorprendido, la recepcionista la cual lo miraba sonriendo enormemente y al lado de esta estaba... ¿Edd?
De repente escucho el sonido de un arma siendo cargada devolvió su vista nuevamente hacia el frente viendo como de aquella habitación ahora totalmente abierta solo se podía apreciar a Tom, sosteniendo una escopeta de doble fusil frente al pecho del de cuernos.
-No soy tu amigo...-. Dijo sin emoción alguna antes de disparar.
¨Hey, pue'ya he llegado '!!!
Perdón si la historia demora estoy algo ocupada con el trabajo, igual si les gusto comenten y dejen su estrellita siempre se agradece ....
Comentario final; Tom se cojio a un arbol :v
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Del odio al amor, solo hay un arpón. (Tord/Tom Matt/Edd)
FanfictionA un año de su terrible derrota a manos de un ebrio con arpones el "Líder Rojo" forjo una racha de victorias que no parecían tener fin, victoria tras victoria que en realidad no le traían el gozo que antes le daban, aquel chico con cabellos en forma...