Capítulo 4

628 38 39
                                    

¡Tres meses sin saber de 8cho y Samantha! Espero que no se hayan olvidado de esta historia, aunque no las culpo si ya lo hicieron...

Pero tengo una buena excusa, y se llama: universidad. Espero que lo entiendan y me perdonen, las adoro, gracias por todo el apoyo que me han brindado, son lo máximo.

Ahora sí. Con ustedes, el capítulo 4:

---

En la noche me acuesto en la cama junto a Daniel y cuando lo abrazo por la espalda, da un respingo y se queja- ¿Qué te...Uh- Digo viendo su espalda bronceada por el Sol- Me duele.

Estoy tan cansada que no noté que tiene la espalda tan roja- ¿Te aplico una cremita? - Pregunto entusiasmada, él asiente. 

En la habitación tenemos un refrigerador pequeño, lo abro y la luz me deja perdida por un par de segundos, estiro mi mano y tomo el envase de la crema que le aplicaré a Daniel- ¿Qué acabas de sacar del...?- Lo interrumpo- Es para que la crema esté fría y te refresque tu espalda- Respondo, le pido que se coloque boca abajo y lo hace sin rechistar. Me siento arriba de sus nalgas y comienzo a aplicar suavemente la crema- ¡Qué delicia!- Exclama, continúo haciendo masajes, y me distraigo con el tatuaje de su nuca y sus lunares.

-¿Sam?- Me hace volver a la realidad- ¿Si?- Digo saliendo de mi ensoñación- Te prometo que me la has puesto dura luego del masaje.

Ambos reímos, acerco mis labios a su oído y susurro: eso se puede solucionar, pero tienes tu espaldita quemada, que mal...- Me acuesto a su lado y hago pucheros- ¡Ya no me arde, Samantha!

***

A la mañana siguiente, nuevamente el sol da directamente a mi cara, así que subo la sábana hasta la cabeza, mi mirada se posa en Daniel, que también está debajo de la sábana, y comienzo a ver sus labios rosados, me acerco un poco más y lo beso.

-¿Um?- Oigo que dice con los ojos cerrados aún, pero con una dulce sonrisa estampada en su cara, suelto una risita.

Por cierto, lo de anoche se pudo solucionar... ¿Saben a lo que me refiero?

-¿Qué hora es?- Pregunta sentado, frotándose los ojos- Las ocho- Respondo mientras dejo el celular nuevamente en la mesita de noche- Voy a ducharme, pero creo que necesitaré compañía- Me comenta con una mirada pícara, mi cuerpo y mi conciencia me gritan: 

¡Hazlo!

Pero soy muy responsable y necesito responder unos correos- No puedo esta vez, ¿Puedes prestarme tu laptop?, cosas del trabajo- Finalizo con una mueca de fastidio- Claro, ahí está- Señala la mesa y entra al baño. 

Entro al correo y obviamente su cuenta es la que está abierta, me dispongo a cerrarla, pero, varios correos me llaman la atención.

"Te extraño"

"Leeme"

"Lo siento"

Y otros más, son los títulos de estos correos que me incitan a curiosear el correo de Daniel, fueron recibidos y leídos ayer en la tarde, así que sin hemos los abro.

Lo siento

Daniel, ya no sé qué medios usar para poder contactarme contigo, me rechazas cada vez que intento hablarte. Lo siento, y si tengo que perseguirte por el resto de nuestras vidas para que logres entenderlo, lo haré. Sé que te fallé, que herí tus sentimientos, que dije muchas mentiras, pero he cambiado, y estoy dispuesta a demostrarte que aprendí la lección. Por favor responde este correo.

Leeme

Instagram se encargó de enseñarme y avisarme que te encuentras feliz, y con alguien más, es guapa esa tal Samantha, pero vamos Daniel, que hemos vivido demasiadas cosas para que me olvides y cambies tan fácilmente. Vi que están de vacaciones, nosotros jamás fuimos de vacaciones, Daniel disculpa. Estoy sola, ya no hay otros chicos, por favor dame una oportunidad y deja de engañarte con esa niña de instagram que no sabe nada de la vida. 

Te extraño

Sé que terminamos hace un rato ya, pero ya soy otra persona, no puedo imaginar un mundo sin ti, Dani, te ruego que contestes mis llamadas, sé que estás con ella y por eso no quieres atender, pero responde este correo, por favor. Te llamo desde celulares de mis amigos, me tienes bloqueada de tu vida. Basta, no nos engañemos, te extraño y me extrañas. 


Leo rápidamente cada correo y siento como el corazón se me saldrá por el pecho, la manera en la que trata de endulzarlo, como escribe sobre mí sin conocerme, como se atreve a volver descaradamente. Si tomara un shot cada vez que dice "Perdón" ó "Daniel", estuviera muy ebria.

Escucho que el agua deja de sonar y abro mi correo para comenzar a hacer lo que dije que haría pero no estoy haciendo porque invadí su privacidad.

-¿Sigues trabajando?- Pregunta acercándose a mí, asiento- Nena, ve a ducharte- Besa mi cabeza y yo levanto mi mirada hacia él.

¿Todavía sentirá cariño por ella? Me rompería el corazón si la respuesta a esa pregunta es un sí. Al fin y al cabo, son dos personas con recuerdos en común, y ella está dispuesta a solucionar las cosas, dejarme de un lado y cumplir su cometido que es restablecer su relación con Daniel.

-¿Samantha?- Daniel chasquea sus dedos al frente de mi cara- ¿Si?- Digo en voz alta- Te estaba hablando, pero estabas ida- Asiento apenada- Lo siento...- Me da un efusivo beso y continúa hablando del vídeo que estaba editando ayer, pero esta vez, si le presto atención con mi típica mirada de enamorada.

-¿En qué estabas pensando?- Pregunta cuando salgo de la ducha, se está peinando- ¿Cuándo?, ¿Por qué lo dices?- Pregunto nerviosa- Estuviste distante antes de ducharte, y ahora, ni siquiera notaste que entré al baño...- Giro los ojos, en broma, y me acerco para besarlo con delicadeza- No me pasa nada cariño, en serio- Noto en su mirada como duda por varios segundos, pero al final se rinde y me devuelve el beso.

-Por cierto, tu madre te escribió- Dice tranquilamente- ¿Así que estabas espiando mi celular?- Suelto una carcajada sin humor, sólo de relleno a mi comentario ya que temo su respuesta, comienza a reírse- Ok, lo admito, espiaba tus mensajes- Ambos nos reímos.

Temía esa respuesta, porque entonces me hundo más en el hueco de la culpa de no tener el valor de decirle que lo he espiado también, y que he descubierto cosas que necesitan explicación- ¿Samantha?- Vuelvo nuevamente a la realidad- Estoy aquí, te presto atención- Digo doblando unas camisas- ¿Qué fue lo último que te dije?- Quedo en silencios por unos segundos para meditar mi respuesta, pero el tono de llamada del celular de Daniel nos interrumpe, y por primera vez, agradezco eso.

-Atiende- Niega con la cabeza y me ayuda a doblar camisas. No soporto su nerviosismo cada vez que el celular suena, me hace sentir que lo que hacemos está mal, y no es así, yo soy su pareja oficial. Respiro hondo y me dejo llevar por los impulsos de mi consciencia.

-¿Quién te llama tanto, Daniel? Y esta vez, quiero la verdad.

Disculpen nuevamente mi ausencia, ¿Me disculpan?
¿Desde donde me siguen? 👀

Real Life | 8cho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora