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El día que hacía era hermoso, un bello ocaso era pintado de naranjos, amarillos y celestes difuminados que pronto desaparecerían para darle cabida a la luna llena que más tarde habría

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El día que hacía era hermoso, un bello ocaso era pintado de naranjos, amarillos y celestes difuminados que pronto desaparecerían para darle cabida a la luna llena que más tarde habría.

Cada figura empezaba a tomar rumbo a su hogar para ser recibido con una inmensa calidez.

Todos menos el ángel infeliz, aquella pobre alma en un callejón se encontraba, había sido asaltado por los inmaduros de su colegio hacia los cuales tanto desprecio guardaba.

En un mundo tan cruel no es sorpresa para él que alguien le vea con tanta indiferencia.

Incluso cuando de rodillas está siendo sujetado mientras con cada nuevo golpe un quejido de sus labios sale, no recibe a cambio ni una tan sola mirada que tenga impresa un rastro de lástima.

Más bien en ellas brillaba la diversión en aquel acto de agresión.

Por ello cuando es soltado y sin cuidado cae, no hace nada por levantarse mientras deja que un mar de lágrimas lo inundasen.

Los minutos pasan dejando atrás un charco de lágrimas secas, con trabajo levanta su cuerpo dirigiéndose a su lecho con su triste mirada posada en el suelo.

Alguna vez tuvo muchos sueños pero todos estos estaban desechos.

El rayo de esperanza que alguna vez hubo en él termino por desaparecer ese día al atardecer.

Antes de entrar a su casa, ya podía escuchar los gritos que dentro se desataban, muchos insultos eran bramados por quienes decían ser sus padres.

Todo el revuelo dentro solo provocó más desespero en aquel pequeño cuerpo.

Abrió y con fuerza azotó la puerta, yendo directo a su habitación sin echar siquiera un vistazo a su alrededor, igual todo lo que acontecía era normal.

Con cansancio se dejó caer en su cama mientras los pensamientos se le desbordaban.

Su expresión estaba vacía, más lágrimas caían.

Él no lo pidió, no lo deseó, no lo consintió, no lo quiso, y sin embargo pasó.

Todo aquello que lo condenó y arrojó a ese lado en oscuridad, sólo lo debilitó más.

salida | yoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora