Capítulo 18

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La llegada del lunes les regresó a las chicas su acostumbrada rutina, Dinah y Camila volvían a la escuela mientras que Lauren se quedaba en el apartamento armando y estudiando la presentación que daría de sus tesis ante el Senado de Nueva York en unos días.

El clima frío de la ciudad hizo que Dinah anduviera doblemente malhumorada, pues odiaba los lunes y la nieve - ¡Odio la nieve, de verdad la odio! – Dijo la polinesia mientras caminaban por los pasillos de la escuela hacia el comedor acompañada de Camila, quien se encontraba sumergida en sus pensamientos – Oye ¿Estás bien? – Preguntó Dinah un tanto preocupada – Sí, todo bien – Contestó la castaña - ¿Segura? Haz estado muy pensativa y se nota que no dormiste bien anoche – Afirmó Dinah - ¿Por qué lo dices? – Preguntó Camila – Lo digo por las ojeras que te cargas el día de hoy - ¡Oh! Pensé que me había puesto suficiente maquillaje para taparlas – Creo que suficiente no fue suficiente para esas bolsas debajo de los ojos – Aseveró la polinesia.

Después de esa pequeña conversación las chicas llegaron al comedor del conservatorio de música, el lugar estaba dotado de grandes ventanales por los cuales se podía divisar la pequeña nevada que caía en ese momento, en medio del lugar se encontraba una estatua en bronce de un violinista, que mostraba gestos de disfrutar la melodía que tocaba, Camila se encontraba sentada en una de las sillas del comedor mientras esperaba que Dinah llegara con los cafés de la máquina expendedora y un par de baguettes para desayunar.

El día para Camila inició algo caótico, era verdad que no había dormido en toda la noche pensando en la posibilidad de saber a Lauren enamorada de otra persona que no fuera ella, una de sus mayores inseguridades se había hecho realidad.

Al llegar a la mesa donde se encontraba la castaña, Dinah pudo observar cómo Camila se limpiaba una lágrima sutilmente – Lo vi, dime que tienes – La latina no pudo contener más sus lágrimas que salían sin intención de parar en ningún momento – Ayer me quedé platicando un poco con Lauren, y hablamos de algunas cosas, ¿te acuerdas lo que rompí antes de salir a Central Park? – La polinesia asintió para que la castaña continuara – Era una foto de Lauren y mía en Miami, fue la primera vez que nos besamos, me sorprendió mucho que la tuviera, pero no fue su intención traerla a Nueva York, Clarisse la metió a escondidas a su mochila para que Lauren y yo recordáramos viejos tiempos porque esta le dijo que yo era una "vieja amiga" a la cual no veía hace mucho tiempo – Al terminar su relato la castaña aún continuaba intentando retener sus lágrimas y limpiando aquellas rebeldes que con osadía se dignaron hacer caso omiso a la petición de no salir.

-Pero sabes – Continuó Camila – Esto yo me lo busqué por miedosa e insegura, fue más fácil para mi terminar una relación que luchar por mantenerla, pensaba tanto en lo que podría pasar entre nosotros cuando me fuera a Nueva York y ella a Chicago que dejé de disfrutar los últimos días con ella por pensar en estupideces que al final de cuentas sucedieron, y sé que no debo llorar porque yo terminé esta relación y la dejé libre pero es que escucharla decir esas palabras me dolió como no tienes idea, más de lo que pensaba – Finalizó la castaña.

Dinah se sentía triste al ver de esa manera a su amiga, era verdad que las inseguridades se habían apoderado de Camila en esos momentos y optó romper una relación que muchos, incluso ellas, creían sólida, también era lógico que después de un tiempo Lauren se diera la oportunidad de conocer a otra persona después de lo vivido, no sabía exactamente si la ojiverde se entregaría al amor con la misma determinación que lo hizo cuando estaba con su amiga, pero una cosa si era segura, lo intentaría.

-Sabes una cosa, me estaba convenciendo a mí misma que aún tenía una ligera oportunidad con Lauren y creo que en el fondo quería intentarlo, pero ahora no, ahora debo ponerme al margen de la situación y dejarla que siga con su vida, así como ella dejó que yo siguiera con la mía – Afirmó Camila, que por fin sentía como las lágrimas cesaban, ambas chicas se quedaron en silencio por unos cuantos minutos, los cuales aprovecharon para pensar, comer y beber café, los ventanales del comedor se iban cubriendo cada vez más de nieve, al parecer la pequeña nevada que se había desatado esa mañana se intensificó durante esos minutos, las chicas veían cómo los copos de nieve se agrupaban para hacer montículos que cubrían la escuela entera.

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