El inicio de todo

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Era una noche oscura y fría, el momento perfecto para escapar de Hash, una academia fría, dura y extraña. Tenía quince años cuando todo empezó.

A las tres de la mañana todos dormian incluso el guardia que se tomaba diez minutos de su jornada descansando en su habitación.

Hacia unas semanas que planeaba mi escapada, tras la muerte de mis padres, fueron mis tios los que se quedaron conmigo pero al tener tantos hijos me enviaron a esta escuela. Desde entonces me hice insociable todos me miraban con dulcura o pena por mi perdida y no soportaba su compasión. El primer día de esta semana me adentre en la biblioteca para encargarme de ella como actividad lo que tenia que hacer era ordenar por la noche y mañana los libros, ese mismo día me interné en una parte de aquel silencioso lugar habia una estantería que me había llamado la atención, era oscura, polvorienta y llena de telarañas a si pues me dedique a limpiar y ordenar esa estanteria que estaba pegada en la pared. De vez en cuando cojia algún libro que parecía interesante como 'El único hechizo', 'El mago solitario', 'El fuego frío' etc.

Tras una hora de ordenar y limpiar la oscura estanteria la mire orgullosa de mi trabajo, pero entonces me fije en una esquina inferior de este mueble que estaba socio y descuidado y al sacarlo encontré mi salida al mundo. Era un pasadizo estrecho pero alto no estaba todo oscuro pero al entrar todo ese corredor se iluminó cada paso que daba me iba percatando de los dibujos que se encontraban en la pared interesantes pero extraños a la vez, entre esos dibujos se encontraba un simbolo de color fuego que me llamó la atención también, podia descifrar algun wue otro dibujo que habia cuatro llamas al rededor del simbolo, supuse que las cuatro llamas eran cuatro personas haciendo un ritual.

Cuando aquel pasadizo se acabó salí en la parte prohibida de la academia, el cementerio que estaba a unos doscientos metros de la verja.

Me di una vuelta por aquel lugar para ver todos los escondites posibles por si algún profesor venia.

Bajé las cinco plantas intentando hacer el minimo ruido posible, pero era Hash cada paso que daba crujía media academia pero aun asi nadie daba señal de vida. Al llegar a la primera planta me adentre en la biblioteca como era la encargada tenia la llave para poder entrar y salir a mi antojo, por suerte la biblioteca esta insonorizada nadie sabe porque, poco q poco etaba mas cerca de vivir la vida. Al llegar al cementerio corri y corri con todas mis fuerzas hacia la verja que me separaba de la libertad pero no pude llegar. Caí a un profundo y oscuro agujero, no llegué a chocar contra el suelo si no que me quede a dos centímetros de el y poco a poco me puse en pie sin hacer ningún esfuerzo y al posar mi pie en el suelo todo a mi alrrededor brilló como una onda expansiva, la misma que me hizo entrar en un trance.

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