⚠Five; Fondue⚠

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Ya llegaron a la mansión de Brian. Hace rato en realidad. Pero Brian se ha largado a su habitación con el pretexto de que debe “arreglar” o  “preparar” las cosas. Por lo que Roggie se ha quedado sólo con John, el cual, al parecer, no sabe ocultar muy bien su admiración hacia el chico. Porque no le ha quitado la mirada de encima.

—¿Tanto te gusto que no paras de mirarme?—pregunta y le sonríe mordiendo ligeramente su labio inferior.

—No tienes idea de lo mucho que deseo tenerte justo ahora...

Roggie lo mira, con una sonrisa perversa en sus finos labios.

Se levanta y se sienta en las piernas de John en un moviendo rápido.

—Ya que tu amigo tarda tanto—dice antes de comenzar a devorar los labios del otro.

John escucha la voz insistente de Brian, llamándolo para que suban. Entonces lo sostiene y lo carga hasta que llegan a la famosa habitación, donde lo deja sin cuidado alguno sobre la cama.

—No sabía que habían empezado sin mi, desesperados—susurra, dándole un pequeño golpe a John.

—Tranquilo, no te perdiste de la diversión—le asegura su amigo.

Ambos voltean a ver al rubio cuando este ríe, mirando a los alrededores.

—Esta habitación es muy rosa. ¿Esperaban a una niña o a mi?

—Por supuesto que a ti cielo—ronronea John, acariciando la pierna del rubio.

—Bien, será mejor que comencemos; mañana debo trabajar—anuncia Brian, volviéndose hacia una mesita de noche donde yacen unas esposas. Roggie se pregunta si son reales pero descarta la idea al ser demasiado tonta. Perola retoma cuando Brian se acerca a él con ellas y extiende la mano, pidiéndole el brazo.

—¿Eres de esos?—pregunta en cuanto la esposas se cierran al rededor de su muñeca en un ruido momentáneo.

—Me excita más—se encoje de hombros, con la expresión neutral.

Roggie no puede evitar sentir algo de miedo cuando nota que está a total merced y disposición de los Adonis frente a él.

—Listo. Ya no podrás escapar.

Antes de que el rubio pueda argumentar algo John se lanza sobre él, casi arrancado sus prendas de manera furiosa. Brian sólo observa mientras se desviste con suma lentitud.

—Hazte a un lado. Recuerda que es mi turno—lo empuja Brian.

—¿Era tu turno? ¡Diablos! No podré disfrutar de esta preciosura como quería.

—No te quejes, aún te puede dar placer.

Roggie se saca los zapatos con los propios pies, bajando el ajustado pantalón de por medio y luego se acomoda tanto como le permiten las esposas hacia John. Siente a Brian tras suyo levantarse para luego volver con una botella en la mano.

—No quiero hacerte daño—le dice al notar su mirada—. O al menos no tanto...

Roggie dirige su mano al pantalón de John y comienza a masturbarlo por encima de este. Mientras siente la manera tranquila con la que Brian lo desprende de la única prenda inferior que le había dejado John bien colocada, el bóxer.

Luego se queda un rato manoseado sus nalgadas, preguntándose cómo puede existir una piel tan suave como la que está tocando en ese momento.
—Mm.

Tararea cuando siente el dedo lubricado de Brian adentrarse en él. John se acerca para besarlo y él corresponde aún con la mano dentro del pantalón del mismo.

—Oh Dios—deja escapar un alarido cuando el de atrás agrega dos dedos más y los mueve de manera frenética.

John se saca el pantalón y se sitúa frente al rubio, quien se dispone a sacar el miembro del otro del apretado bóxer y comienza a lamer la superficie, mirándolo a los ojos. Luego suelta un sonoro gemido agudo cuando siente los dientes de Brian clavándose en la piel de su nalga izquierda. Marcándolo.

Continúa su labor metiendo completamente el miembro del castaño en su cavidad bucal antes de sentir el enorme miembro del sujeto tras él y morder accidentalmente el de John, el cual suelta un alarido. Más de placer que de dolor.

—¡Ah!

Los gemidos inundan el ambiente siendo el único ruido. Aparte del rechinar de la cama. Que se escucha en la habitación. En algún momento entre las embestidas de Brian, los rudos besos de John y el magnífico trabajo de la lengua del rubio. Se corren.

Cuando terminan están tan agitados que el se siente a punto de desfallecer o desmayarse. La vista se le nubla pudiendo notar sombras agitadas frente a él.

Entonces cierra los ojos y permanece inmóvil tratando recuperar el aliento. Pero en algún momento el cansancio lo vence y cae rendido.

—Llévalo al baño.

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Es la primera vez que escribo smut, no me maten.

Baby DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora