Under the Mistletoe

1. Merry Christmas

—¡Merry Christmas! —exclamó Cris pronunciando mucho las "rr".

—Feliz Navidad —contestó Eva.

—¿Has visto? Idiomas, querida —dijo Cris haciendo el tonto.

—Por supuesto —le contesté, sin poder ocultar la sonrisa.

Era el último día de colegio antes de las vacaciones de Navidad. Las clases habían finalizado esta mañana, pero se había decidido hacer una pequeña fiesta por la tarda para despedirnos y celebrar —adelantadamente— la Navidad con los compañeros y amigos. Era una idea bonita y la escuela se lo había currado. En el patio delantero habían colocado un árbol de navidad, algunas decoraciones estaban hechas por los pequeños de la escuela y otras eran simples bolas de Navidad. Había alguna que otra luz y diversas mesas, una para curso en las que cada uno había llevado comida.

Era una manera de celebrar la Navidad con los amigos y, también, de despedirse de ellos.

Aunque era cierto que yo me lo estaba tomando un poco como mi celebración navideña.

"—Pero mamá... —protesté.

—Nos sabe muy mal cariño, pero los negocios son los negocios. Si todo esto sale bien... —Mamá continuó hablando de ello como si fuera la mejor noticia del año. Y es que pasar las Navidades en un resort de lujo de los Alpes era una muy buena noticia, pero no para mí que me quedaba en Madrid sola—. A parte, ya hemos avisado a mi hermana que quizá te pasas el día de Navidad por allí, que me ha dicho que tiene muchas ganas de verte.

Sí, genial. Una familia que llevaba años sin ver y con la que no tenía apenas contacto era el plan perfecto.

—Y Erik... —empecé a preguntar. Quizá él era mi última esperanza.

—Nos comentó que quizá se quedaba allí con unos amigos a celebrar la Navidad, ya que como le comentamos que nosotros no estaríamos.

No me podía creer lo poco interesada que sonaba mi madre.

Eché la cabeza hacia atrás para contener las ganas de llorar.

—Nora, te dejo que tenemos que ir a una conferencia.

—Sí, claro.

—Adiós. —Sin darme oportunidad a despedirme, colgó."

La verdad es que mis Navidades no pintaban ser las mejores. Lo de mis padres había sido... previsible. Llevaban años haciéndolo, solo que en Wisconsin me quedaba con la familia paterna de allí y era una maravilla. Pero había esperado que este año, al estar lejos, mis padres se comportarían más como unos padres. Me había hecho falsas ilusiones. Y pasar las Navidades con gente a la que no conocía apenas... No me gustaba para nada.

—¡Norita! —dijo Eva dándome un golpe con el hombro—. Que parece que te has ido.

—Bueno, estaba pensando en mis padres.

Eva lo pilló al momento. Ella era la única a la que le había contado la situación con mis padres. No era algo que me gustara ir contando.

—Ya te lo dije, si quieres puedes venir con nosotros. Mamá te adora y estoy segura que no tendrá problema en poner un plato más de sopa.

Hacía una eternidad que no probaba una sopa casera.

—Me sabe mal...

—¡No seas tonta! En cuanto se lo conté me dijo que no tenía ningún problema.

—Bueno... Me lo pienso —dije sonriéndole.

Nos quedamos un rato más hablando hasta que nos dijeron que ya podíamos pasar a la zona de las mesas. Nos movimos hacia allí, donde también había unos altavoces por donde se escuchaban algunos villancicos. La gente se fue replegando cerca de las mesas correspondientes y, sin perder demasiado tiempo, se empezó a comer.