En rumbo a Quillinzo

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Narra Catarina:

Aproximadamente a las 14:00 salimos de mi hogar, parariamos un día a descanzar a casa de mi abuela en Río tercero, y luego seguiriamos a nuestro destino;
Viajamos un largo rato, 7 horas para ser exactos.
Veía como las gotas de agua caían sobre el vidrio del auto, me recordaba a la primera vez que fuí a la villa, estaba emocionada.

Cuando llegué a la casa de mi abuela tiramos unos colchones al piso y nos dormimos.
Con mi hermano quería ir a ver a mis primos (en este lugar tengo muchos) pero no nos lo permitieron, a las 12:00 hs. Comimos unas empanadas y nos fuimos, no sin antes ir a saludar a mis primitas.

Luego de 1 hora llegamos, con una advertencia sobre los animales (alacranes, arañas, vívoras etc). al estar sobre las colinas podiamos divisar las casas, antes solo eran cuatro o cinco, pero ahora eran más de las que podía contar.
En la casa donde nos hospedabamos anteriormente (la de mi bisabuela) no podíamos ir, entonces fuimos a la de un viejo amigo de mi padre, visualmente era parecida a la de mi bisabuela, vieja, un poco sucia, y diferia en que era más pequeña, esta tenía aproximadamente una hectarea, mientras que la otra tenía tres.
Nos pusimos a limpiar (osea mi papá y mi mamá) aunque dormimos en una carpa, la cual ibamos a estrenar, mi familia la construía y yo cortaba el pasto. Al día siguiente iriamos al río (o mejor dicho arroyo) que le daba nombre a la villa, pero mientras tanto nos resignabamos a ver el paisaje lleno de mariposas y biscachas,y oir a las cigarras y a las aves cantando y, a las más grandes, comiendo biscachas, pero había algo que no cuadraba, tambien se oían ruidos de máquinas y cuatriciclos, no me podía enojar, ya que yo producí tambien ruidos con la máquina para cortar pasto.

Nuestros padres nos " hecharon " de la casa, para que conozcamos esta parte de la villa y su fauna y flora. Había puras casas nuevas. Lo que nos sorprendió es que las piedras de la calle, todas las del lugar en realidad eran blancas y la tierra tenía "brillos", cuando volvimos teníamos al rededor de 10 piedras.

Como en  la villa no había tiendas grandes ni nada por el estilo, ( que es raro ya que hay muchas casas )  teniamos que viajar a otro pueblo para comprar, eso hicimos. Posteriormente comimos un abundante asado y nos fuimos a la carpa a dormir.

Para las 1:00 hs. Vimos, por la ventana de la carpa, una luz verde que se extendía entre las montañas...

Los turistas de Quillinzo Where stories live. Discover now