Una nueva despedida surge entre nosotros. Una despedida breve, pero, al mismo tiempo, profunda e intensa. De nuevo se rompe un trozo de mi alma y se acomoda en el interior de tu maleta, se esconde entre tu ropa y se impregna con tu olor. De nuevo cuento los kilómetros que nos separan. De nuevo mis lágrimas recorren mis mejillas gritando tu nombre. Y, como siempre, te deseo toda la felicidad del mundo allá donde vayas.
Como cada año, mira la luna cuando pienses en mí. Mira la luna justo antes de irte a dormir. Mírala, pues yo estaré haciendo lo mismo.
