Cuento de Navidad

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Era 24 de Diciembre, la nieve caía incansable por todo Derbyshire, colapsando caminos y puentes, helando ríos y lagos, dejando una estampa blanca en todo el paisaje cercano. En Pemberley, el incesante movimiento de los sirvientes caminando de aquí para allá mostraban la importancia de esas fechas, pues como todos los años, en Navidad se celebraría un baile para toda la alta sociedad de la zona.

Elizabeth Darcy, señora de Pemberley desde hacía varios años, supervisaba todo, asegurándose de que cada cosa estuviera donde debía, y las habitaciones estuvieran preparadas para los invitados que no tardarían en empezar a llegar, pues a pesar de la nieve, nadie quería perderse un baile en Pemberley.

Fitzwilliam Darcy parecía un hombre completamente diferente desde que se había casado, pues había hecho más vida social desde sus nupcias, incluso la gente lo había visto sonreír en reiteradas ocasiones, sobretodo cuando su esposa estaba delante.

Sin embargo, esa mañana no estaba de buen humor, más bien todo lo contrario, estaba furioso. Como un huracán, caminó por los pasillos de la casa, hasta llegar a donde Elizabeth supervisaba la colocación de los asientos para la comida de Navidad.

-Querida, ¿podemos hablar en mi despacho?

-Por supuesto- Le respondió, sorprendida por el apelativo con el que la había llamado y por el tono autoritario que había utilizado.

En silencio, lo siguió hasta el despacho, se sentó en una de las sillas y esperó a que él fuera junto a ella después de haber cerrado la puerta. Y fue entonces, cuando se colocó en pie frente a ella, que notó en sus ojos la ira que lo tenía invadido.

-¿Podrías explicarme el motivo por el que el señor Percy ha frecuentado nuestro hogar y a mi hermana sin que yo lo supiese?- Lizzy palideció al escucharlo. Ella había descubierto que el joven aristócrata frecuentaba a la señorita Darcy, siempre junto a su dama de compañía, hacía unas semanas, y había prometido guardar el secreto mientras fueran discretos y no hicieran ninguna tontería- Por lo que tengo entendido, el muchacho ha visitado a Georgiana en reiteradas ocasiones, habiéndole dado tú la bienvenida.

-¿Cómo te has enterado?

-¡Así que lo admites!- Exclamó furioso- ¿Cómo has podido hacerme eso?

-No he hecho nada malo, ni Georgiana tampoco- Se defendió- Georgiana no ha estado sola bajo ninguna circunstancia, y yo tan solo he dejado que se conozcan un poco mejor, si hubiera algo serio, habrías sido el primero en enterarte.

-Después de lo sucedido con Wickham, ¿crees que confío en que nadie la acompañe?

-Deberías, después de todo, su dama de compañía la elegiste tú- Lo acusó. Después tomó aire, intentando calmarse, y lo miró con ternura- Sé que todo lo relacionado con Georgiana te afecta, pero ya no es una niña, y ese joven es un buen hombre, deberías dejar que se conocieran y no hacer una montaña de todo esto.

-¿Qué sabrás tú de eso?- La atacó furioso- ¿Acaso eres una bruja que sabe como es la gente con tan solo verla? ¿O es que sabes algo que yo no sepa?

-No, claro que no, ¿por qué me dices eso?

-Sabiendo lo que sabes sobre lo ocurrido con nuestro cuñado, no comprendo como te has atrevido a esto. Me has ocultado que un hombre viene a ver a mi hermana, ¿como puedo confiar en que no me ocultas nada más?- La miró con frialdad.

-Tienes razón, te oculto algo más, y por ese motivo no he estado más pendiente de Georgiana- Le confesó con tristeza- Quería esperar a mañana para darte una sorpresa, pero creo que es mejor que te lo diga ahora- Tomó aire y lo miró a los ojos- Estoy embarazada.

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