Baekhyun.
Al conocerte, mi mundo dio un giro inesperado y caótico.
Al principio, no me gustabas, tu sonrisa permanente en tu rostro y ese brillo infantil en tus ojos me enfermaba por completo. Estar cerca de ti era como estar cerca de un fuego, caliente y demasiado encendido para sentirte a gusto
Pero cuan equivocado estaba
Detrás de tu sonrisa, se escondían un millón de lágrimas
Sufrías, llorabas en tu interior, estabas agonizando y nadie hacía nada por detenerlo. Al verte tan alegre, tan activo tan... vivo, no podía creer que sufrieras las torturas del infierno
La vida parecía odiarte. Tus padres se habían divorciado y tu tutor era un borracho que solo te usaba y te golpeaba. Eras inteligente y vivo, rápido pero olvidadizo y a veces torpe
Pero sobre todo, eras feliz~
Feliz a pesar de todo~
Y eso, al final, me enamoro de ti~
No me atrevía a confesarme, puesto que no sabía si sería correspondido o no, y eso me asustaba demasiado. ¿Y si tu me rechazabas? ¿Y si no me querías como yo a ti?
Pensar en eso me rompía el corazón.
Cuando me decidí por acercarme a ti, tu sonrisa terminó por destruirme. Ni si quiera te conocía, ibas en mis clases y no te hablaba, no sabía nada de ti más que tu nombre, que llenaba mis días: Park Chanyeol.
Estaba hecho un saco de nervios al hablarte la primera vez -Ho-hola- le digo nervioso. El se gira y me sonríe, destruyendo mi resistencia. Era insoportablemente hermoso, su piel brillante, sus ojos de niño pequeño, su sonrisa pareja y blanca, como un anuncio de pasta dental. Al final, me respondes.
—Hola Baekhyun.— Dices con suavidad.
"Dios... sabe mi nombre" casi me da una convulsión. Reuniendo fuerza de no-se-que-parte, te contesto Temblando como gelatina, eso si. —Em...¿Cómo sabes mi nombre?
Chanyeol se rió con un sonido medio bajo.
—Vas a mis clases, por su puesto que se tu nombre... pero nunca habíamos hablado—Comentó con despreocupación. Yo solo observaba cada centímetro de su rostro, aunque tenía que levantar un poco la cabeza para lograrlo.
—Bien, es una suerte...— digo más seguro ya. Ambos nos reímos.
—Es muy agradable... estar contigo Baekhyun— terminó por derrumbarse mi mundo con eso.
Y así comenzó todo.
Empezamos a hablarnos de la vida, de lo que nos gustaba y lo que no, que hacíamos y cosas así y se nos iba el tiempo hablando de tonterías. Cada minuto contigo se me hacía una eternidad e intentaba hacer que jamás se acabaran. Al final, después de un tiempo no muy largo, nos hicimos amigos íntimos. No nos escondíamos nada.
Absolutamente nada.
Ni si quiera lo que sentía por ti
Así que al final, me decidí.
Fue un día cualquiera. Estábamos en mi casa, tu sentado a mi lado en mi sofá, con la cabeza apoyada en la parte de atrás, con los ojos cerrados.
Como amaba tu expresión dormida, podría mirarla toda la vida y no me aburriría.
Aclaré mi voz y comencé. Nervioso, como si te estuviera hablando la primera vez– Chanyeol... debo decirte algo..
Levantaste la cabeza, con los ojos brillantes. Mierda, esa expresión me destruía. Sonaste como un niño en ese entonces.
