Investigador

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Estabamos ahí, otra vez, discutiendo con mi esposa, Janice, una mujer de tez oscura, cabello negro como la noche y con una voz que te transmitía paz. Pero en ese momento no era asi, estaba muy decaida, parecía que en cualquier momento rompería en llanto, ya que hablabamos sobre los últimos recortes presupuestarios, y todo lo que conllevaba a ellos, que se hicieron el mes pasado.
—No puedes seguir trabajando de maestra en un solo turno. No es suficiente dinero para mantenernos a flote en el recorrido del mes. Y sabes que el mio no es la gran cosa. —A pesar de todo lo que le estaba pasando, no me quería poner en su lugar.
—No, no puedo trabajar turno completo. Ya lo hablamos, Nik, estoy preocupada por mi madre y tú solo te preocupas por la plata —oh... Eso cree ella?
—Disculpa? Que no nos alcance para terminar el mes, que, desgraciadamente, tengamos que mantener a tu madre, mujer adulta con alzheimer, recuperándose de un tumor y que, además de eso, utilices nuestros fondos para mantenerla cuando tiene los suyos. Ah, y debo recordarte que también le pagamos a esa mujer para que se quede de ocho a doce de la mañana cuidando a tu mamá? —Janice comenzó a soltar un par de lágrimas, había bajado levemente la cabeza, no me gustaba hacer sentir asi a quién amo. Me abalancé ella y la abracé. —Lo siento... Es que... son muchas cosas. El trabajo, tú, tu madre, el lidiar con nuestros problemas, los impuestos a pagar, el alquiler del departamento. En verdad lo lamento, no quería hacerte sentir asi.
Esperaba que no me perdonara, pero si lo hizo.
Esa noche cenamos sin decir una sola palabra. El ambiente no era tenso, pero tampoco era el mejor. Preparé mi ropa para mañana siguiente, nos fuimos a acostar en nuestra cama y antes de cerrar los ojos dijo:
—Tienes dos opciones, o cuido a mi madre tiempo completo o trabajo en la misma cantidad de él. Tienes hasta el final del mes para decidirte —Y asi, de manera tan repentina, dio vuelta su torso y se colocó a espaldas de mi. Esa noche no dormí muy bien.

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