Hasta el último latido

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Hasta el último latido. – Especial Navidad –

El silencio que invadía la casa era algo tan extraño, mucho más para esas fechas, las niñas se habían quedado en la casa de sus abuelos para ayudarlos con la decoración de navidad, dejándolas así, completamente solas para disfrutar de la casa, pero con el pasar de los años, a pesar que el silencio y la tranquilidad eran un regalo divino, tanto Clarke como Lexa extrañaban muchísimo a sus pequeñas cuando no estaban con ellas y ni hablar de cuanto extrañaban a Aden, quien con el correr del tiempo veían cada vez menos.

Clarke suspiro sintiendo la nostalgia invadirle el cuerpo, no quería sentirse triste, más que nada porque vería a sus hijas al otro día, a Aden lo vería recién la siguiente semana, ya que esas navidades las iba a pasar en la casa de su novia Maddi, aquello no le había gustado, pero no podía hacer nada, su hijo ya no era un niño y podía hacer de su vida lo que quisiera, tal y como ella lo había hecho siempre.

_ ¿Cariño? –

Clarke sonrió automáticamente al escuchar la voz de Lexa, se giró en la cama y vio a su esposa entrar a la habitación con una bandeja en sus manos.

_ Buenos días amor. – Clarke la miro y le sonrió con la sonrisa más dulce que Lexa alguna vez vio en la vida. –

_ Te ves tan mona con el pelo así de revuelto. –

_ Eso lo dices porque me amas. – le contesto mientras se sujetaba el cabello en una coleta alta. – te levantaste demasiado temprano cariño. –

_ Sí, principalmente porque tenía frío, todo porque no me dejaste dejar la calefacción prendida. –

_ Oh cariño, lo siento. –

_ De todas formas, tienes cita con Jaha dentro de unas horas así que aproveche el tiempo para hacerte un rico desayuno así luego me lo recompensas con una ducha juntas ¿Qué dices? –

_ Esa idea me agrada. – Clarke se acercó a ella y le beso la mejilla – oye. –

_ ¿Mmm? – contesto Lexa mientras mordía una tostada. –

_ Esta es mucha comida. –

_ ¿En serio? – dijo algo inentendible. –

_ No hables con la boca llena. –

_ Ni hiblis cin li bici llini –

_ ¡LEXA! – Clarke le pellizco el brazo haciendo reír a la castaña. – ya sé de dónde sacaron las gemelas esa manera de contestarme. –

_ De su tía Raven. –

_ No le eches la culpa a Raven cuando eres tú la que habla así. –

_ Bueno, yo lo he aprendido de ella. – dijo luego de tomar un poco de café. – y dime ¿por qué es tanta comida? Es lo que normalmente desayunamos. –

_ Lo sé cariño, pero hoy me toca la prueba de fuerza, prefiero ir ligera. –

_ Bueno, siempre puedes comer y gastar un poco de energía con tu esposa. –

_ ¿Siempre pensando en eso? –

_ Responde esto ¿Cuantas veces tuvimos la casa sola en los últimos años? – ambas comenzaron a reír. –

Clarke comió algunas frutas y tomo un poco de zumo de naranja antes de quitar la bandeja de la cama y dejarla a un costado. Miro a Lexa con picardía, aquella picardía que la caracterizaba desde siempre, si se sentó a horcajadas de ella.

_ Creo que tuvimos cuotas de sexo extra cuando éramos pequeñas. ¿no? –

_ O sea, ¿Qué teníamos idea de lo que nos deparaba el destino e hicimos el amor demasiadas veces como para poder sobrevivir al crecimiento de nuestros hijos? – pregunto mientras sus manos recorrían con parsimonia las piernas de su esposa. –

Hasta El Último Latido - Especial Navidad -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora