Pálpito de hierro

I

Nombre: Kelilé Mohamed

Edad: 45 años.

Hijos: 7.

Hijo/a seleccionado/a: Jasira Mohamed.

Favor acercase a la oficina de inscripción con su hijo/a con la fecha indicada. Sin derecho a reclamos.

Los ojos de papá lo decían todo, una lágrima rebelde se escapaba, terminó de leer ahogándose en su propio llanto, el suspiro nervioso de mis 6 hermanos mayores y los labios nerviosos de mamá, no eran ninguna buena señal. Seguí oculta en la pared, tratando de oír y sacar conclusiones. Una carta había llegado hace un par de días, mamá no nos dejaba verla, ni siquiera acercarnos a husmear, tenía un sello rojo intenso, era como la sangre, daba escalofríos tocarlo. Mamá esperó a papá para abrir el sobre, podía oírlos discutir, nadie me decía nada, hasta que un grito sonoro de mi nombre resonó en mis oídos. La voz de mamá siempre sonaba dulce y envolvente.

-Jasira, hija, sé que eres joven, sé que nuestra vida es dura y que te mereces algo mejor. El sobre que ha llegado, nos informa que has sido seleccionada para salir de África, creen que es riesgoso tener muchas jóvenes de tu edad en este lugar, no podemos evitar la guerra, peor aún, no podemos evitar que te vayas.

La vida se vino abajo, ya nada quería, solo deseaba huir, lejos, muy lejos. Caminé hacia la puerta y salí. Nelson

Mandela murió hace un buen tiempo, hay gente que se resigna y sigue encendiendo velas en su honor. Le debemos todo, le debemos la libertad.

Cuando volví a casa, todos me esperaban, el mutismo de papá me tenía perpleja, mis hermanos miraban la carta, deseando ser ellos los que debían marcharse, miré mis manos, las puse en la mejilla de papá, el llanto había dejado su cara caliente, como era de costumbre, estaba fría. Apoyé mi cabeza en el hombro de mi hermano mayor, los demás me abrazaron fuerte, podía sentir todo lo que transmitían. Desearía que esto fuera una pesadilla, un mal sueño, pero no fue así, mis peores miedos de volvían protagonistas, los monstruos querían ganar esta batalla, estaban cerca a vencer, pero una parte de mi me mantenía a salvo. Esperanza.