Desde hace unos días...

13 0 0
                                    

Llevo un tiempo pensando en todo lo que ha pasado recientemente. Pasaron algunos días desde que decidí hablarle, y curiosamente, y creo que en contra de toda posibilidad, lo logré.

Lo hice y me volví enormemente feliz, me sentí tan lleno de vida por primera vez en mi vida y eso me sorprendió muchísimo.

En ese momento no supe que pensar. Me tenías sujeto a tus preciosas manos, por las que suplicaba que me acariciaran la mejilla en ese instante. En ese miércoles tan precioso y que me ha llenado de colores la cabeza.

Y a partir de ahí todo fue de mal en peor. Aún no tiene ni una semana de eso y ya necesito seguir, pero ¿será adecuado que lo intente? ¿valdrá la pena arriesgarme al máximo y correr el riesgo de perderte? En definitiva no sé la respuesta, pero lo que sí sé es que necesito correr ese riesgo y si en el camino salgo partido por la mitad... pues al menos habrá valido la pena.

Me siento lo suficientemente atrevido como para decir que estoy enamorado de ti. Abiertamente y sin necesidad de negar nada, porque es de verdad. Por primera vez estoy dispuesto a que me rompas el corazón de mil y un maneras, porque no me siento capaz de no hacer nada.

¿Qué puedo perder? Si de cualquier forma no tengo nada que puedan quitarme y, quizá, tengo  mucho que ganar o sólo ganar... o sólo...

Con esto no quiero decir que soy tuyo, pero debo admitir que ya no me pertenezco, y puede que ya no esté en este plano.

Pero me gusta. Me gusta como van las cosas, me gusta como en medio de nervios que me llegaron hasta los huesos y con las manos frías del sudor, me atreví a seguirte por ese pasillo, el mismo pasillo que una vez me hizo sentirme como un idiota, y que ahora me saca una sonrisa...

Una sonrisa que viene desde alguna parte dentro de mi cuerpo que no creí que saldría jamás.

Creo que no lo he dicho en ninguna carta, pues no sabía si tendría sentido decirlo, pero algunas veces me imagino tus ojos, brillando con la luz del sol de las 2:00 pm, haciendo que esas preciosas perlas brillen de un dulce tono amielado.

Y por si eso no fuera poco, he de ir un poco más atrás, aquel viernes, donde por primera vez estuve cerca de ti, y de alguna manera logré interactuar contigo. Ese mismo día donde me di cuenta que me había vuelto loco por ti y que necesitaría más que simplemente conformarme con verte a la distancia. Pasaban las horas y con el caer de la noche, sólo me sentía más confiado de lo que quería hacer, y tú te veías cada vez más hermosa con la luz naranja, que hacía que tus labios se vieran endemoniadamente bellos... y yo como un simple mortal que cede ante sus más simples deseos, deseaba besarlos...

Hacia esta línea de la carta, estoy seguro que sin importar lo que haya en mi cabeza, te abrazaría. Te abrazaría fuertemente porque sí, necesito hacerlo, necesito integrar mis partes, rompiendo lo que creí que jamás podría arrancar de mi ser, y convertirlo en un estar, porque sí, hay una enorme diferencia entre el ser y el estar, y esta vez, con algo más que un nudo en la garganta, pero con unas ganas enormes de lo que puede, admito, desde la zona más recóndita de mi, que soy un hombre enamorado.

Enamorado libremente de lo que fuiste, eres y serás...

Con toda mi alma.

Cartas RojasWhere stories live. Discover now