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.- ¿estás seguro de querer hacer esto? Puedes dejarlo.- pidió por última vez.

Estaban en la puerta de la enorme mansión despidiendo al joven rubio. Todos los duendes derramaban lágrimas sin poder parar, si no lograba cumplir la misión recibiría un castigo, nadie quería que pasara por ello.

.- no le hagas caso a ninguno, tú ve, demuestra que eres alguien de enorme corazón.- susurró abrazándolo.- pero sobre todo, se feliz hijo.

.- lo haré madre, lo haré feliz.-

.- yo se que lo harás hijo.- lo abrazo con fuerza.- solo recuerda volver, tú puedes.

.- volveré papá, lo prometo.-

.- recuerda, tienes hasta el 20 para lograr tu misión, sino...-

.- recibiré un castigo, podré hacerlo padre.-

Se giró moviendo su mano y en un pestañeo había dejado el lugar.

.- suerte.- murmuraron todos.

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La enorme ciudad de Nueva York.
Esa enorme ciudad la cual albergaba a millones de personas, todos con sonrisas y felicidad, menos un joven.

En los suburbios de la ciudad en una cuadra todas las casas estaban repletas de luces, risas y amor, sin embargo en una de esta era oscuridad, no habitaba ni una luz, ni una risa, solo soledad.

Un joven azabache. Alto y musculoso dejaba su hogar para hacer compras de último minuto. Independiente de todos que eran compras navideños esta eran compras de víveres que hacían falta.
No tenía pensado dejar su hogar hasta que todas las fiestas terminaran y por eso estaba recargando toda la despensa.

Por donde pasará niños, adultos y ancianos le deseaban una hermosa noche, con una enorme sonrisa, más sin embargo recibían un gruñido.

Odiaba tanto las fiestas que siempre pedía de su trabajo una licencia del 10 de diciembre al 7 de enero. Odiaba todo aquello que representara felicidad.

Al entrar al supermercado una melodía invadió sus oídos haciéndolo suspirar con fastidio.

Maldita melodía que estaba más fastidiosa cada año.

Camino por cada góndola que llamaba su atención metiendo en su carrito lo que necesitara para sus "vacaciones".

.- mami, ¿porque ese hombre está solo?.-

.- quizás alguien lo espera cariño.-

.- pero se ve tan triste.-

Esa pequeña conversación lo hizo resoplar, no necesitaba a nadie para ser feliz, solo a él mismo.

Camino despacio hasta la caja registradora y le entrego todo.

.- que tenga una bella noche.- sonrío la joven no recibiendo contestación.

No entendía porque todos al llegar diciembre se volvían tan idiotas, de por si ya era fastidioso trabajar y convivir con todos en estas fechas se le hacía intolerable.

Estaba llegando a su casa cuando vio en la puerta a una persona con dos valijas. Eso le extraño, que supiera nadie iba a venir.

.- ¿quien eres?.- fue lo primero que se le ocurrió preguntar al llegar.

Un suspiro ahogado abandonó su cuerpo al ver la tierna cara del joven rubio.

.- soy Naruto Uzumaki, estoy buscando a Sasuke Uchiha, ¿podrías decirme donde vive?.- sonrío sonrojado, el joven frente suyo era demasiado apuesto...o era que salía por primera vez de la mansión y era al primer hombre que veía.

Espíritu Navideño (SasuNaru) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora