Give me your Beast

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Ya era más de medianoche y sólo quedaban los últimos miembros del staff ordenando algunas salas por aquí y por allá. El aire esta húmedo y empalagoso, todos habían dado lo mejor de sí para avanzar, aunque el clima no ayudara para nada.

Reita estaba echado en una silla jugando con su teléfono, en la sala de reuniones principal, se tomaba fotos que nunca subiría a ninguna red social. Esperaba que Ruki se desocupara y terminara de ordenar el desastre de papeles y un montón de notas que se tomaban en cada sesión.

Aunque normalmente todos se desharían de sus dudas en la reunión, Reita prefirió conversar en privado con él, porque quería saber en qué estaba pensando Ruki pedirles que pensaran en un animal con el que se identificaran.

¿En serio, animales? Pensó. Ruki solía tener una perspectiva artística muy avanzada de todo y él no quería quedar en ridículo preguntado cuando todos ya habían entendido la visión general, al parecer, pues Kai igual se burló de alguna manera, pero al final la idea le parecía interesante y, como el líder, obviamente, le dio pulgar arriba.

Los ruidosos tacones de Ruki se oyeron por el pasillo, resonando en piso cerámico. Parece que ha terminado. Reita sacó sus pies de la mesa y tomó asiento acomodando su postura, no quería verse menos presentable de lo que ya, comparándose con Ruki al menos, quien estaba bien vestido a diferencia de él; Reita que llevaba una sudadera ancha y pantalones deportivos.

Ruki entró casi jadeando, parecía que intentó no tardarse y ordenó todo apresuradamente.

— Al fin llegas— lo increpó Reita bromeando levantando las dos manos al cielo.

— No molestes. Nadie me ayudó a ordenar— Ruki se quejó con puchero.

— Pues sólo tú entiendes tu desorden —rio después de hablar.

— Aun así. En fin, ¿que querías preguntar? ¿Vamos a salir de compras de nuevo? A esta hora no hay nada abierto, sabes.

— Te equivocas, hombre. No es eso.

—¿Qué? ¿Ramen? —Ruki puso las manos en sus caderas protestando graciosamente.

— No, no, no. No está vez —volvió a dejar salir una risilla.

— Bien, entonces te escucho— jaló una silla y la puso al otro lado de la mesa quedando ambos frente a frente.

— Hmm... No quise preguntar antes, pero, ¿podrías explicarme por qué de pronto todo este jaleo con animales para el nuevo álbum? Realmente quiero entender qué piensas... para poder trabajar en la misma sintonía, digo.

— Ah, eso, te vas a dormir si te explico toda la historia de seguro.

— Claro que no, soy todo oídos, vamos.

— ¿Sí? Pues de todos modos lo resumiré —él tomó impulso para incluir todo pensamiento en sus palabras—. Trataremos de expresarnos más libremente, por eso les pedí que pensaran en que animal los representa, ya sabes, para dejar fluir... sus instintos ¿tal vez?

— ¿Tal vez? —de nuevo soltó una carcajada.

— Es difícil explicarlo, es algo que sientes.

— Así, ¿cómo volvernos más salvajes?

— Algo, pero no sólo en el escenario, si no en la forma que nos expresamos con la música.

— ¿Al crearla?

— Sí, quisiera que el álbum tuviese al menos un tema de cada uno.

— ¿En serio? Tengo un montón de ideas.

Give me your BeastWhere stories live. Discover now