¿Doncaster? No. ¿Europa? No. ¿El mundo? Probablemente.
En todas partes es lo mismo, siempre hay gente mediocre, gente mala o gente simplemente terca, ¿pero porque tenía que vivirlo yo? No me quedaba de otra, lose, no puedo arrancarme los ojos de un día para otro y decir: "¡Hey, ya no soy marginado!" Mhm no, nací marginado y moriré marginado, no hay de otra, solo me queda afrontar las cosas como son.
Recuerdo que mi padre solía mandarme a clases de boxeo para saberme defender de esta realidad tan injusta, mientras los demás niños de mi edad iban a clases. Cuando cumplí 18 ya vivía solo, mi padre muerto y mi madre, pues bueno mi madre nunca estuvo, al saber que su tan esperado hijo era un adefesio se fue sin decir más, era la desgracia de la familia, la oveja negra, bueno, ojala fuera la oveja negra.
Todos mis problemas empezaron con estos ojos, el maldito color azul.
Nací con ojos azules, un azul zafiro decía mi padre, el era el único que me trataba con amor y protección, tal como debería de ser. Era algo bajito, estatura común, pelo café, me gusta vestir con una simple camisa blanca cada que puedo, me miro hecho un desastre como siempre, unos pocos tatuajes, y lo demás son detalles insignificantes.
Había aprendido a valerme por mi mismo, las clases de kung fu sí que habían ayudado todos estos años.
Un día cuando estaba aplicando para terminar la primaria y secundaria mediante un examen, después de 3 años estudiando por Internet, casi les da un infarto al entregarme el certificado en las oficinas de la escuela, pero bueno después de unos pocos insultos por el camino y mamás alejando a sus hijos de mí, salí finalmente de la escuela con ese pequeño pedazo de papel que tanta felicidad me otorgaba.
Ese era yo, Louis Tomlinson.
—¡Hey pedazo de escroto! —Louis sabia que los insultos eran hacia él, ¿quién más se los merecería? —¡Voltea mierda andante, sabes que te hablo a ti!
En ese instante Louis cedió y volteó hacia donde se originaban los gritos, cruzando la calle unas tres personas estaban ocasionando su mal día mientras se reían y seguían insultándolo.
—¡Que te jodan! —Dijo Louis y siguió por su camino con uno de los hombres pisándole los talones.
—¿Cómo te atreviste a decirme? Lo pagaras ahora mismo pequeña mierda...—El individuo agarró del hombro a Louis tratando de voltearlo pero este agarro su muñeca y se la torció, acto seguido le dio una patada en el pecho para alejarlo finalmente, el sujeto cae al suelo y dando grandes bocanadas de aire alcanza su navaja y se le vuelve a enfrentar.
—Mierda ¿Así que quieres jugar sucio eh? —Dijo Louis al echar un vistazo del arma blanca que acababa de mostrarle el hombre. Era amarillo, ciertamente no lo intimidaba parecía que no podía matar ni una mosca.
—¡Pagarás por esto infeliz! —Le lanza un golpe pero Louis logra esquivarlo, agarra un puñado de arena del suelo y se lo arroja en los ojos para entonces salir corriendo. Siguió escuchando los insultos cada vez más lejanos, fue cuando supo que estaba lo suficientemente lejos de aquel peligro.
Louis caminaba por las calles de su pequeño barrio, pantalones rotos, vans viejos, sin calcetas, pelo revuelto y solo una sudadera negra lo cubría del frio que hacía. Cualquiera que lo viera de lejos se daría cuenta al instante del marginado y su pobreza. Unos cuantos insultos de la gente con la que se tropezaba y por fin estaría en su pequeño hogar, algún día eso iba a cambiar, de eso estaba seguro, o al menos quería creer.
Se encontraba poniendo las llaves en el cerrojo, ya llevaba dos intentos y se estaba empezando a desesperar, acababa de apreciar la violación de otro marginado en un callejón cercas de su casa, sabía que podía ser el siguiente y que nadie podría hacer nada al respecto.
Finalmente encontró la llave y entró a su casa dando un fuerte portazo tras de él y poniendo el cerrojo a la puerta casi instantáneamente.
Así era su vida, no existían los derechos humanos para gente como él, no eran delitos, no era nada, porque eso es lo que son ellos, nada más que estorbos.
Era de noche, estaba listo para descansar cuando escucho un ruido proveniente de afuera, aterrorizado saltó de la cama y se dirigió a su puerta, pegando levemente su oreja contra este apreció que el sonido no era por afuera, sino que adentro de su propio hogar. Le puso cerrojo aún sabiendo que esto no iba a parar a quien sea que estuviera detrás, abrió la ventana que daba hacia el callejón, saltó y dejó todo atrás, aunque para su suerte al querer correr hacia una tienda unas manos impidieron que llegara, mientras respiraba la sustancia húmeda de un pedazo de tela que tapaba su boca. 1...2....3. Fue lo último que escucho antes de caer en los brazos de Morfeo de la peor manera posible.
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—Ahora lo mejor de la noche, piel de porcelana, bronceado, culo virgen y no es cualquier puta, ¡miren esos ojos, es Azul!
Oí varias voces pero no lograba distinguir donde estaba, solo sentía frialdad, estaba desnudo y mis manos solo podían rozar con unos barrotes de metal. Enjaulado como animal.
—Empezamos la subasta con 4 millones.
—¡5 millones!
—¡6 millones!
—¡7 millones!
—¡10 millones!
—Está actualmente en 10 millones ¿quién lo supera?
¿Subasta...? Me estaban vendiendo, todo se iba a la borda, hasta aquí había llegado. Con mi dolor de cabeza aumentando junto a las grandes cifras millonarias.
—¡13 millones!
—¡20 millones! —El claramente millonario se levantó de su asiento y lentamente se acercaba a la presa enjaulada. —En efectivo. —Dijo para así sacar de un maletín todas las pacas de dinero y tirarlas al escenario donde estaba su nuevo y exótico marginado.
Louis no pudo más mientras sentía sus ojos cerrándose poco a poco después de un pinchazo en alguna parte de su cuerpo, realmente ya no le importaba, no había escape, había sido vendido.
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C O L O R S (l.s)
FanfictionDonde todos nacen siendo identificados por un color. "¿Hasta dónde serías capaz de llegar por un simple marginado?"