Capítulo 1

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Abrí los ojos sobresaltada mente. Suelo tener el sueño muy ligero, pero en esta ocasión el sueño y el alcohol hicieron un muy buen efecto en mi.

Mire el reloj que estaba en mi buró de al lado, 8:16am, mierda, yo entró a trabajar a las 8:30am.

Me levante de mi cama muy pesada mente, me costaba mucho estar en mis cinco sentidos en este momento ya que tenia una horrible resaca, lo cual, no era algo fuera de lo común en mi vida. Abrí la puerta del baño de mi departamento y rápidamente se me quito lo modorro al resbalarme con un charco de agua en este, por suerte logre sujetar me del marco de la puerta evitando caer al duro suelo.

Mierda y más mierda.

Siempre olvido secar el baño después de ducharme, la ultima vez que me resbale en un charco como estos quede inconsciente todo un día completo.

Ignore lo sucedido hace un minuto y continúe por quitarme la ropa, abriendo la regadera y entrando a esta sintiendo como la fría agua me hacia entrar a mis cinco sentidos.

Para mi esto era como una costumbre de todos los días, despertar medio ebrio, ducharme, cambiarme, ir a trabajar, regresar a mi casa, beber la mitad de una botella de tequila y hundirme en una gran depresión, así era mi vida, no tenia pensado cambiarla, no por ahora.

Salí de la regadera y tome una toalla para secarme, seguido de ponerme mi ridículo uniforme de trabajo, el cual consistía en una camisa de manga larga con un chaleco rojo arriba y unos pantalones de vestir negros. No estaba mal, pero no era de mi agrado.

Peine mi no tan exageradamente largo rubio oscuro cabello sin ganas para después bajar a la sala, tomar mis llaves e irme a trabajar.

Trabajaba de cajero en un supermercado cerca de mi departamento, lo cual era realmente aburrido. No tenía familia, estaba completamente solo en el mundo, no es como que me gustara esta situación, pero no podría hacer nada al respecto.

—Miércoles, casi viernes, Harry— Dijo mi compañera de trabajo que estaba en la caja de al lado. Su nombre es Kelly, era una señora treintañera creo yo y sin hijos o familia, lo cual teníamos en común. Tiene cabello rizado y muy desmarañando, por su aspecto físico se le podían notar más años. Al igual que yo, le encantaba alcoholizarse, pero solo los fines de semana, pero a pesar de su aspecto, su voz aun era como la de una adolescente o de una mujer de veinte años.

Me agradaba, se podría decir que es mi  amiga.

—Y que lo digas— Contesté —Solamente quiero salir de aquí ahora mismo para dañar mi hígado de la misma forma—Respondí mientras pasaba la despensa de una familia por el lector de precios, a lo cual ella río.

Pasaron las horas y ni cuenta me di de que ya era hora de salir. A mis 33 años estoy realmente cansado tanto físicamente como mental mente.

Salí del supermercado para ir a mi licoreria favorita y comprar otra botella, ya que ayer bebí la ultima que tenia.

Antes de cruzar la calle sentí mi teléfono celular vibrando en mi bolsillo, así que lo saque de este para ver una llamada de...¿Un número desconocido? No suelo tomar este tipo de llamadas, pero ¿Qué tal si es una emergencia o olvide algo en el trabajo?

—¿Hola?
—¡Por favor, tienes que ayudarme!—Dijieron del otro lado de la línea con mucha desesperación
—¿Kelly? ¿Eres tú?—Pregunte confundido.
—Me llamo Emily Winslet, soy de new york y me tienen secuestrada, no te conozco y no me conoces ¡pero necesito que me ayudes!—Dijo la chica entre sollozos, sonaba tan en serio, no parecía una broma.
—Wow, tranquila, ¿Quién te tiene secuestrada?
—Un tipo llamado Pol Mendez.

Entonces me quede paralizado, como si el mundo hubiera dejado de dar vueltas o algo parecido.

Estoy recibiendo una llamada de una víctima de la persona que arruinó mi vida por completo.

—Si esto es una broma o una trampa del estúpido de Mendez, dile que me vengare por lo que le hizo a mi familia— Exclame furioso. ¿Qué tal su era un juego para terminar lo que una vez inició?
—No, no, no, te juro que no es ninguna broma, soy bailarina del bar "Roadside", no entiendo por que me secuestraron solo se que sigo en new york. Compre este teléfono apenas ayer en la tarde, no tengo números telefónicos registrados, llame a la policía pero al momento en que mencione al tipo me colgaron y llame este teléfono al azar—Respondió rápidamente y susurrando, podía escuchar como sorbía sus mocos de llanto.
—Conozco al tipo—Respondí serio.
—Por favor, ayudame, ya llame a la policía y no quieren ayudarme.
—¿Saben que tienes este teléfono?
—No, no lo sab...¡Oh por dios, ahí vienen!
—Te ayudare, trata de seguir con vida y conservar este teléfono ya que por aquí te encontraré y cuando puedas llámame, ¿Entendido?—Respondí rápidamente ya que yo también podía escuchar pasos acercándose del otro lado de la línea.
—Por favor, ¡Salvame!—Colgó el móvil.

Quede atónito.

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