Primera Parte: Moonshine 3/4.

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  • Dedicado a Rachel A. Mata
                                    

El timbre sonó y hordas de estudiantes salieron rápidamente.

-¿Esta viva? –Pregunto Dianna mirando a Isaac, rompiendo el silencio que ambos habían impuesto.

-Lo está… -Respondió Isaac mirando al suelo- ¿Crees que…?

-No lo sé… -Indico Dianna tocando su rostro, sabía bien que tenía el maquillaje regado y que su cabello se había enmarañado en aquella pelea- nos vamos… -espetó ella rápidamente antes que Isaac dijese algo.

-¿A la casa?

-Si… vamos a ayudar a esa cazadora, quiera o no… -Soltó rápido metiendo sus dedos entre sus cabellos.

Dianna e Isaac comenzaron a caminar rápidamente hacia la salida trasera, ya que por la delantera se encontraban la mayoría de las personas moviéndose entre los estudiantes tratando de no ser notados.

-Mamma no está –Dijo Dianna entrando a la casa al lado de Isaac- es mejor… no quiero que me saque que a pesar de todo, lo estoy haciendo…

-Ella sabe que tarde o temprano lo harías Dianna –Dijo Isaac subiendo las escaleras- es lo que somos…

-No lo hago porque me gusta… pero al ver a esa mujer… todo se vino abajo… -Dijo ella ahora abriendo la puerta del cuarto de Isaac.

-Dianna… está bien… -Aclaro Isaac viendo como su hermana tiraba su bolso y la chaqueta de cuero sobre la cama, para luego tirar el relicario.

Isaac abrió su armario, dando espacio entre las ropas al echarlas a un lado, dejando allí un gran pedazo de madera que quito, dejando allí ver un montón de armas…

-¿Escuchaste eso? –Pregunto Dianna sintiendo la puerta abrirse.

-Si… Mamma no llegaría ahora… está trabajando… no podría llegar a esta hora… son las 10:40… no debería…

-No es Mamma, Isaac… voy a ver –Tomo una espada del lugar, la elevo, viendo el filo plateado y brillante a través de la luz que refractaba a través de la ventana.

Dianna bajo corriendo en silencio, sin hacer ruido alguno, paro en el espacio donde la escalera cortaba para girar de manera recta a otra dirección, hacia la sala, se asomó allí, más no vio nada… “Efecto sorpresa… sino lo haces bien… podría costarte la vida” pensó… era una frase que una vez su padre había usado… él, claro, podía moverse tan rápido que no sonaba la barrera del sonido como con otros vampiros, que era un siseo casi felino, como el que hacen siempre los vampiros al mostrar sus colmillos antes de atacar… el suyo al contrario era como un zumbido, como sentir una abeja zumbando al lado de tu oído… así. Cerró los ojos, quedando estática, cuando se hecho un par de pasos hacia atrás y se lanzó hacia adelante, con las manos extendidas, posándolas sobre el marco de madera de la escalera, impulsó de este con fuerza, levantando su cuerpo, curveando su espalda hacia adelante, con sus pies se lanzo en un salto para soltar el marco, empujándose con las yemas de sus dedos, para sentir como la gravedad hacia lo suyo, y rápidamente la llevaba abajo, silenciosamente, y cayó sobre sus pies como si de un gato se tratase, silenciosamente, con la espada en el aire, alzo la cabeza, dejando que su cabello rojizo se lanzase hacia atrás con un movimiento, no quería hacer el mínimo ruido, se levantó rápidamente, mirando a ambos lados, no había nada, más la puerta estaba abierta, se veía un poco, cuando la luz pasaba por la parte abierta, camino hacia ella lentamente, con la espada aun en su mano derecha. En eso cuando se acercaba más a la puerta su rostro pego contra ella, sintiendo como su mano en ese momento fue atrapada entre los omoplatos, Dianna se giró bruscamente para tratar de atacar, cuando sintió el filo de la espada que cargaba contra su cuello, solo trago grueso y sintió la presión de una mano sobre su hombro y miro hacia su rostro, perdiendo sus ojos azul avellana en los ojos azul hielo de la muchacha de cabello negro.

Dark Paradise: Del Miedo A La Eternidad...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora