DEFCOFEE

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Defcofee

-Hola, bienvenida Defcoffe, ¿Que te servimos? - Tenía la mirada perdida, pero fue su voz la que me sorprendió obligándome a volver de 'mi mundo de fantasía'.

-Emm...- Mi voz demoró en salir, culpe de inmediato al hombre que estaba frente a mi. -Hola...- Solté con dificultad.- Quisiera un americano por favor, con una tarta de frutilla.

-Ok - Pronuncia en un perfecto inglés. Siquiera tiene la mirada en mí, estaba concentrado escribiendo en una pequeña libreta que sostenía en su zurda mientras deslizaba ese lápiz de tinta azul que indicaba nada más el sello sobre ese plástico.

-¿Algo más? - Su mirada volvió a mi.

Mi mirada volvió al menú inmediatamente solo por lo cohibida que me sentí ante la mirada contraria, fue más una obligación en un gran intento de no presentar un color rojizo en mis mejillas haciendo más obvia la vergüenza que sentía, pues no había podido evitar tener una expresión de babosa enamorada.

-No gracias solo eso.

-Está bien, me das tu taza por favor.- Pidió en una sonrisa de espanto. Espanto fue lo que yo podía causar de verme la expresión. Si, ese chico estaba buenísimo.

'¿Taza? ¿Qué taza?' Pensé inmediatamente.

-¡Oh! verdad.-Recibo la boleta con una enorme sonrisa y hago la reverencia correspondiente.

Era un día de lluvia cuando encontré este café, me había perdido en mis pensamientos caminando, además de ser tan despistada que había olvidado llevar conmigo el paraguas aun cuando el clima me había informado de la inesperada lluvia, aquí fue donde me resguarde. Me pareció interesante, la temática de por sí es diferente a otras, además de que si eres un cliente habitual puedes tener tu propia taza.

Ya pasando los días me hice adicta a su café, tengo mis favoritos que obviamente consumo entre turnos cada vez que vengo, pero prácticamente he probado el menú completo. El lugar tranquilo, su decoración me encanta y tiene una mesa junto a un hermoso cuadro. Es un amanecer en un bosque con colores tenues que se pierden en la oscuridad del bosque que aún no ha sido iluminada por esos rayos de sol casi amarillos, son más bien anaranjados y algo rosáceos, se puede ver un suave violeta incluso que se pierde con los troncos de los árboles y en el medio como protagonista de la pintura, hay un hermoso lobo.

Este pequeño sitio definitivamente se convirtió en mi lugar favorito.

-Señorita, está listo su pedido. -Con la mirada clavada en el cuadro levanto mi rostro y corro la laptop que tenia encima de la mesa para que el joven pudiera poner la taza y la tarta.

-Muchas gracias. - Tomó un sorbo de café. 'Este café está cada vez mejor'. Pensé.

Tras una corta observación a mi alrededor, veo que siempre vienen las mismas personas al café, no es tan popular a pesar que está cerca de varias agencias de entretenimiento; pero prefiero que se quede así ya que no me gustan mucho los lugares con demasiada gente y suelo ser muy tímida. No soy para nada sociable, con suerte tengo tres personas cercanas y que de verdad amo mucho, tampoco el ser poco sociable fue un problema para mi, supongo que es parte de mi forma de ser y quien me quiera deberá quererme así, ¿No?

Ahora les contaré un poco de mí, me llamo _____, soy mitad Latina mitad Coreana. Mi madre se vino a Corea durante el golpe de Estado en _____. Ella no quiso hijos hasta los 40 años, eso le permitió que la relación con mi padre fuera más estable y firme. A ella le costó mucho estar aquí ya que no sabía nada de nada. Comenzó trabajando en una tiendita de libros y ahí le enseñaron el idioma, ya que apenas tenía 19 años cuando llegó al país, por lo que la dueña la ayudó mucho y también le enseñó las tradiciones de corea.

Cuando comenzó a estudiar en la Universidad, conoció a un chico que siempre iba a la librería a comprar. El se enamoro de ella el primer instante en que vió a mi madre. Incluso la ayudó con su permanencia definitiva en Corea, pero ellos fueron muy criticados, ya que en aquella época Corea era muy conservadora y tradicional y para ellos era bastante complicado ver a un coreano con una latina, además de los choques culturales, para empezar el país asiático parecía ir un paso más adelante de los latinos, pero en retroceso con su forma de pensar. Actualmente sigo pensando lo mismo.

Mi madre sufría mucho por no poder ser feliz junto a él, ya que ella no estaba por interés como los demás decían, si no que de verdad lo amaba. Mi padre me decía que mi madre era muy alegre, humanitaria, atenta y muy inteligente, tan así que sacaron el primer lugar de la universidad.

Así como les cuento en palabras cortas la historia de mi madre y el hombre que la enamoró. Yo vengo a contar mi historia, la del hombre que me robo el corazón y que aun no me lo devuelve.

Vivo en Seúl. ¿Recuerdan la parte de la historia en la que mencione a mis padres inteligentes? Bueno ...Soy hija de uno de los hombres con más poder en Corea del Sur, ¿Por qué? Por el dinero. Pero eso no me importa, ni a mi ni a mi padre, ya que él está donde está por esfuerzo y estudios. Yo actualmente estudio Administración de Empresa, mi padre me inspiró a seguir sus pasos, pretendo ser una mujer de negocios y callar la boca de muchos cuando aún creen que las mujeres no podemos hacer nada. Heredaré la empresa de mi padre cuando sea el momento, aunque empecé con un emprendimiento para probar suerte. Tengo mi propia empresa, pero en realidad es un restaurante y se sirve comida de mi país nativo, ya que mamá me enseñó a cocinar esta comida y además de ser deliciosa, hacía falta un lugar para cambiar un poco el paladar.

Mientras les cuento todo esto, está sentado un hermoso chico frente a mi, es muy guapo pero creo que es nuevo aquí ya que no tiene su propia taza. Me sentí muy nerviosa y a la vez observada. Sentí como lentamente me comencé a ruborizar, lo se porque mis mejillas comienzan a calentarse y gracias al clima de este país y a las costumbres por cuidar la piel, no iba a ser la excepción de tener una piel blanca como el papel.Su mirada es muy penetrante, pero me di el tiempo de verlo muy bien. Es alto, blanco, espalda ancha y tiene ojos negros profundos, pero cada vez que mis ojos se encuentran con los de él, me da algo extraño en mi estómago, mi corazón se acelera como si quisiera salir de mi pecho.

Lo miró con extrañeza, era un vago intento para parecer disimulada, pero no, no quito mi mirada de él. Se ve que su mirada es fuerte, creo que lo he visto antes.... creo. Pero cuando más me acerco a la respuesta su mirada vuelva a conectar con

la mía ¿Porque me mira? ¿Tengo algo en la cara? ¡El café! ¿Dejó espuma en mi boca?

Casi como si fuera una maldita bruja, tomó el móvil para ver su reflejo en la pantalla, pero este se ilumina por su cuenta. Era una llamada.

-¿Si? -Dije contra el aparato.

-Señorita Shin, soy el recepcionista del restaurante. Los proveedores están por llegar, necesitamos que esté aquí para la supervisión.

'Mierda... Los proveedores, lo olvidé por completo' Maldije entre mis pensamientos.

-Voy en camino - Veo la hora y tomo mis cosas rápidamente. Tras un último vistazo al lugar para no olvidar nada, salgo del café. Dios pero que tarde es '¿Cuánto tiempo nos quedamos mirando?'... Si, sigo hablando sola pensaran que estoy loca.

Ese día me había ido con la esperanza de volver a verlo, pero mi mala suerte sigue teniendo una racha perfecta. Han pasado más de 5 semanas y no lo he vuelto a ver, lo buscó entre la gente y no está. Supongo que su visita al café habrá sido cosa de probar una vez y este terminó sin disfrutar de sus mismos gustos.

Esa sensación que tuve al mirarlo a los ojos solo me paso con el. Sentí como me quitaba la ropa con sus ojos y quiero más, quiero volver a sentir ese placer visual.

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