January Day [k.j]

January Day [18]

Capítulo 18

Entonces todo se vuelve negro .

Sientes dolor. Te duelen las costillas, la cabeza también. Intentas moverte pero no te sientes lo suficientemente fuerte, primero intentas mover los dedos y lentamente logras mover la mano. Escuchas algunas voces. Intentas concentrarte, es la dulce voz de Kendall.

—¿Cuándo se va a despertar?— Ella suena preocupada. ¿Por qué está preocupada? ¿A quién le está hablando? Estás muy confundida. Sientes una mano cálida sobre la tuya. Sabes que es de Kendall y quieres apretarla, pero una vez más, no te sientes lo suficientemente fuerte.

Sientes que todo se está volviendo negro otra vez, incluso cuando tienes los ojos cerrados.

—¿Va a estar bien?—Esa es tu mamá. ¿Qué hace tu mamá aquí en Los Ángeles?

—¿No tendrá ella alguna consecuencia, doc?— Dice tu padre... así que estás en el hospital. ¿Que pasó? ¿Por qué el dolor no desaparece? Intentas recordar pero no puedes.

—Ella estará bien. Creemos que se despertará pronto, estamos quitando parte de la anestesia,—Bueno, es por eso que todo duele tanto.

—Tan pronto como ella se despierte le avisaremos—, habla Kendall.

Después de casi volver a dormir, empiezas a sentirte más lúcida. Ahora puedes mover tu cuerpo aunque todavía no te sientas tan fuerte, abres los ojos lentamente. Notas que estás en una habitación de hospital, hay algunas cosas extrañas conectadas a tu pecho. Hay tantas computadoras a tu alrededor. Notas al amor de tu vida durmiendo tranquilamente en la silla, con la cabeza en el colchón mientras toma tu mano. Luego miras las otras sillas, ves a tu papá y a tu mamá también durmiendo. No quieres molestarlos, pero estás en un hospital y todavía no sabes por qué. Gentilmente aprietas la mano de Kendall tratando de llamar su atención, ella se despierta de inmediato.

—Estás despierta—, dice ella, con lágrimas formándose en sus ojos.

—¿Que pasó?— Dices débilmente. Tus padres se levantan de sus asientos y se acercan a la camilla.

— ¡T/N, gracias a Dios!— Tu madre dice aliviada.

—¿Que pasó?— preguntas de nuevo.

—Oh, cariño, tuviste un accidente automovilístico—, explica tu padre.—Algún idiota borracho golpeó tu auto y te lastimaron en el proceso. Tuviste una conmoción cerebral y algunas costillas rotas, pero aparte de eso, estás bien—,

—Si no hubieras usado el cinturón de seguridad, estarías...—, dice Kendall y solo le aprietas la mano.

—Estoy aquí, estoy bien. Me siento bien—, mientes. No quieres preocuparlos. —¿Cuánto tiempo he estado fuera?—

—Como 4 días pero estabas bajo anestesia porque tuvieron que hacer algunos estudios, solo para verificar—, dice tu mamá.

—Oh, veo que se despertó. Me alegra conocerla, señorita T/N. Soy el doctor Kraemer. Entonces,  tuvo un accidente automovilístico y sufrió una conmoción cerebral que estudiamos y afortunadamente todo parece perfecto, pero tienes 3 costillas rotas. Así que necesitas descansar. Estarás bajo supervisión por dos días más y luego podrás irte.—Asientes.

Mierda, ¿un accidente de coche? Maldita sea.

—¿Cómo está la persona que conducía el otro auto?—

—Solo una pierna fracturada, pero él todavía tiene problemas legales porque estaba ebrio—asientes.

El médico se va, tus padres deciden darte a ti y a Kendall algo de privacidad. Ellos sabían algo. Tal vez Kendall les contó sobre ustedes dos.

—Eres hermosa.— le dices a la modelo. Probablemente pareces una mierda.

—¿En serio? Coqueteando en el hospital, T/N?— Kendall se ríe mientras unas lágrimas caen por sus mejillas. 

—No es mi culpa que seas realmente hermosa—se sonroja esta vez. Limpias las lágrimas de su cara y la invitas a abrazarte. Ella es tan linda y cuidadosa debido a tus costillas. Envuelves tus brazos alrededor de su cuello y duele tanto, pero no te importa porque sus besos están quitando el dolor. Ella descansa su cabeza en el hueco de tu cuello y deja besos suaves allí.

—Pensé que iba a perderte.— menciona. Puedes sentir sus lágrimas en tu cuello.

—Cariño, ahora estoy aquí, ¿vale? Eso es lo que importa.— entrelazan las manos. —Después de salir de aquí y mejorar un poco, te llevaré a una cita, ¿de acuerdo? Porque todavía quiero eso—

—Sí, sobre eso... le dije a tus padres que soy tu novia—, dice ella mirándote con una sonrisa culpable en su rostro.

—Bien, porque lo eres—, sonríes y ella te besa suavemente.

En dos días sales del hospital y regresas a casa. Tienes que descansar durante aproximadamente un mes para que tus costillas se curen completamente. Descubres que Kendall y Justin tuvieron una gran pelea por ti.

 Justin quería que estuvieras en su casa como de costumbre y él te cuidaría. 

Kendall, por otro lado, quería que fueras a su apartamento porque quería ayudarte ya que Justin estaba demasiado ocupado.

—Puedo estar perfectamente bien por mi cuenta— comentas a tu novia. Tu novia. Es raro llamarla así, pero a ti te gusta como suena.

—Por supuesto que no, vas a venir conmigo— . Tus padres se fueron a tu ciudad natal porque insististe y prometiste ir a visitarlos pronto una vez que estés completamente recuperada.

Kendall ha sido tan buena contigo, ella te ha estado tratando como a una princesa. No puedes quejarte. Tu relación está mejor que nunca y las cosas empezaron a calentarse a medida que pasaba el tiempo. Besos simples convertidos en sesiones de besos un poco calientes. Amabas lo cuidadosa que era para no lastimarte de ninguna manera. Ella siempre mantenía la distancia para no lastimar tus costillas o algo así.

 En este momento, estás en una sesión de besos. Extrañabas esto. Es una sesión de besos acalorada, pero ella sigue siendo tan cuidadosa, si eso tiene sentido. Te separas por un segundo con una sonrisa tonta en tu cara.

—¿Por qué estás sonriendo así?— Ella pregunta sonriendo y dándote besos cortos.

—Quería preguntar algo tonto—

—Bueno, pregúntame—

—No, es tonto. Y ya sé la respuesta—, levanta una ceja hacia ti esperando que continúes. Tú pones los ojos en blanco. —Quería saber si puedes tener relaciones sexuales con las costillas rotas— te sientes muy avergonzada en este momento.

—Sí, no podemos tener sexo, ya busqué eso— dice ella sonrojándose, sigue besando tu cuello.

—Eso es una lastima.— dices respirando pesadamente.

—Lo sé, pero una vez que te hayas recuperado, te lo compensaré—, te guiña un ojo, se levanta y  va a la cocina. Ella está solo en camiseta y sus bragas, honestamente, nunca has estado tan excitada.

—Esa chica va a ser mi perdición.—piensas en voz alta