4. Delfina

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Había una vez, una chica con un nombre un poco peculiar de nombre Delfina, gracias a mismo era objeto de burla de muchos que la rodeaba. Un día ella se entera que es adoptaba por lo que toma la decisión de irse de viaje para descubrir quienes eran sus padres. Durante su travesía se encontró con un camino un poco raro, mas bien anormal y como la curiosidad pudo con ella, se encamino hacia las profundidades que conducía ese camino, su sorpresa no quedo atrás cuando al final de camino se encontró con una fantástica vista, la cual le permitía contempla una mar que brillaba como si tuviera diamantes en su interior. Ella no sabe como ni cuando termino en las profundidades mar, ni como por arte de magia un remolino la envolvió convirtiéndola en una sirena.

Sin salir de su asombro trato de nadar hasta conseguirlo, no sabia que dirección debería elegir por lo que se decidió hacerlo por instinto, nado y nado hasta que se encontró con otra sirena que tenia un poco de similitud a ella. Ambas se presentaron, durante los minutos que tuvieron de charla; Clarisa, la sirena mas mayor se dio cuenta de que Delfina era su hermana menor. Ambas se encaminaron a su hogar, durante el trayecto, Clarisa se encargo de informar a Delfina, está se entero que el realidad era una princesa del mar y que Clarisa era su hermana mayor, estaba rebosante de felicidad. Pero no todo era felicidad, y de eso el tiempo se encargaría de mostrárselo.

Al llegar a castillo conoció a sus padres biológicos, pero estos no se sorprendieron, era como si ya estuvieran listo para la llegada de Delfina. Pero bien dijo el narrador, la felicidad no era para siempre, y es que Delfina se entero que ella era la única con un nacimiento especial. Con un don que la hacia única y que era la única que podía vencer al mal que se aproximaba para amenazar las aguas pacificas.

La reunión con su familia no duró mucho, pues está, tuvo que emprender su viaje a las mas profundidades del océano, en buscas de la Fosa del León, donde se podría encontrar en su interior un objeto único y desconocido. Durante su trayectoria se encontró con un monstruo no identificado, no supo discernir que era eso realmente. Pero no tenía forma de enfréntalo, por lo que opto por ser escurridiza e evítalo sin que esté sintiera su presencia.

Durante su viaje se encontró con una musa a la cual ayudó desinteresadamente, como agradecimiento recibió un collar en forma de lagrima, con una gema mística incrustada en su interior. Mientras más pasaban los días, más turbias se sentía las aguas. Pero Delfina no se rendía… fueron tres días angustioso era como si el océano se hubiera convertido en lagrimas, se sentía una congoja tan escalofriante que espantaría al mas pintado pez. Al llegar a la derriba del Conver, una especia de entrada en forma de arco con piedras incrustada, no pudo entrar, de hecho visualizo que nada que tuviera cola podía pasar. Así que no le quedo de otra que subir a la superficie, una vez estuvo seca, su cola desapareció, rodeo toda la orilla y escalo una gran roca, calculó que mas o menos ese seria el otro lado del Conver, y si, ella aserto totalmente.

Estuvo nadado sin rumbo era como si fuese un laberinto, todo se veía tan similar, parecía un espejismo de cual no podía escapar. Agotada y sin saber que hacer decidió descansar, se escuchaba unos murmullos que iba al compas con las corrientes que envolvía esa parte del océano. Delfina cerro los ojos y se concentro en los murmullos inaudibles. Hasta que comenzaron hacer audibles para sus oídos, recobro fuerzas y a nado se acerco a una abertura era eso o nada. Cerro los ojos y nado lo mas rápido que su cuerpo le permitió, al otro lado de la abertura todo era desolación, mortandad, no había ningún ser viviente, ninguna planta o alga se veía a la vista. Con un profundo dolor punzante en su pecho fue avanzando, sus lagrimas salía sin control, su alma se sentía desgarrada y a pesar que se contenía no pudo evitar un grito desgarrador que retumbo en todo el océano, esparciendo ondas feroces, cuando se hubo calmado, apareció ante ella el reflejo de alguien con una sonrisa triste, ella inmensa en su dolor y a la vez una pequeña gota de curiosidad despierta, sigue al reflejo que tiene delante de ella.

Avanzando cada vez más y más, se hacía visible una entrada que tuvo mejores tiempos, todo estaba empañado y machando. Ante sus ojos se vislumbro un escrito, este desapareció sin dejar rastro, de repente, cada cierto momento se sentía unos temblores que sacudía toda la estructura. Hubo una puerta que cada poco se entreabría y salía una aura que te ponía os pelos de puntas. Ella decidió no acercarse a esa puerta, siguió nadando hasta que profundizo mucho mas las entrañas de un pasadizo que encontró.

Al final no pudo hacer otra cosa que quedarse con la boca abierta, era el reflejo que habia vislumbrado horas antes, como si estuviese hipnotizada por la belleza de aquel hombre, se acerco, se quedo embelesada contemplándolo. Y una vez más un escrito apareció ante ella solo que esta vez sin pudo comprender lo que decía. No tuvo ninguna duda y decidió hacer lo que decía ese escrito. A su derecha habia una daga, hermosa con rubíes incrustado, la tomo y hizo un corte frontal en su mano derecha, la acerco a los labios del hombre y esté fue recuperado color en su insípido cuerpo, hasta que poco a poco, fue abriendo sus ojos.
Fueron los ojos mas hermosos que ella pudo haber contemplado en su vida, él de igual formal quedo vislumbrado por la hermosura de Delfina, pero no había tiempo que perder, el sello estaba por desaparecer y no podía permitir que él se escapara y las aguas fueran turbias.

Se dirigió a la puerta y Delfina lo siguió, una vez allí, lo escuchó pronunciar un matraz en cual no entendía en lo mas mínimo, el collar que se le había otorgado comenzó a brillar y a elevarla cubriéndola con un resplandor segador, del collar salió una luz que cubrió al hombre. La puerta fue sellada nuevamente y las estructura comenzaron a adquirir su composición originar, las paredes era de un marfil hermoso que te permitía contemplar sin descanso.

Delfina no se sentía agotada ni nada por el estilo, al salir de la estructura se quedo el shock, todo a su alrededor era vida, no se parecía en nada a lo que había visto horas antes. Pero ella aún no sabia que no podía volver más, que se tenía que quedar en ese lugar para siempre, porque ese era su destino.
Delfina pensó y pensó, hasta que dio por hecho que lo que sea que tenía que haber hecho ya estaba hecho, estaba a punto de emprender su viaje de regreso y cada vez que nadaba su corazón se contraía de dolor, y no sabia porque sentía esa ausencia en su pecho.

Cuando llego a la abertura por la que había pasado anteriormente, está se sello, ella se quedo pasmada, y se preguntaba en su cabeza si habría otra salida. El hombre apareció ante ella con una sonrisa.

-Te el estado esperado por dos mil milenios -le dice con una sonrisa calidad- mi nombre es Archí, Delfina bienvenida a tu hogar.

-Porqué? No lo entiendo. -le responde pasmada.

-Porque esa marca que llevas en tu pecho, es la pruebas de que eres mi esposa, tienes la misma marca que yo.

Delfina no sabia de que marca él estaba hablando pero cuando reviso para comprobar se quedo alucinando, cuando había aparecido eso hay. Pero tampoco le desagrado, era muy chulo. En fin, Delfina se resigno gustosa porque la verdad era que él le atraía y mucho… si este era su premio por todo lo que tuvo que soportar en su infancia pues bien que valió la pena.

Tanto Delfina como Archí era los encargados de custodiar la puerta para que esta no fuera abierta nunca y su sello no se debilitara, y así una vez mas las aguas regresaron a su normalidad.

El baúl de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora