HYUNG... ¿JUGUEMOS? - SUKOOK

REGALO DE NAVIDAD (especial navidad)

Hoy 24 de Diciembre Min Yoongi se sentía especialmente de mal humor.
Hace poco habían iniciado las vacaciones de invierno, para poder pasar las navidades en familia, compartir y ser felices. Pero sobre todo, y lo más importante para Yoongi, era el hecho de descansar.

El —ahora rubio— chico llevaba esperando estas vacaciones nada más aue para librarse de todos sus molestos compañeros y de unas cuantas chicas que, pese a que él no demostrara ningún interés en el sexo opuesto seguían pidiendo el número de este, mientras gritaban insistentes oppa's cada que veían al letárgico chico.
Este no hayaba el momento, ni la hora de que dieran por finalizado el semestre dando inicio las vacaciones y aprovecharlas para romper su récord de 20 horas seguidas de sueño.

Al menos en eso pensaba hasta que se dio cuenta de que la realidad sería otra. Todos, pero absolutamente todos estaban atareados con el tema de la Navidad, el regalo perfecto, la decoración, el árbol, etc., y cláramente no iba a ser distinto hoy, 24 de diciembre.

Min Yoongi se despertó molesta y perezosamente al escuchar un fuerte estruendo junto con el llamado de su madre quien estaba en la sala haciendo quien sabe qué cosa. Caminó como quien camina a la horca, con una calma y tranquilidad envidiable en esas épocas tan... estresantes.
Cuando por fin, para alivio de su madre, llegó a la sala de estar vio como la señora Min estaba con pala y escoba en mano barriendo los restos de los que antes eran un florero —muy feo a los ojos del joven quien, hasta cierto punto se alegró de la desgracia—.

– ¿Qué pasa? —preguntó apoyándose en el umbral de la puerta recargando su peso en su hombro—.
– Hijo, cariño, ¿podrías ayudarme a ordenar un poco la casa en lo que yo preparo la cena?
– Espera, ¿la cena? Pero mamá, es muy temprano, ¿no lo crees?
La señora Min suspiró cansada tomando un reloj de mensa con sus manos tan blancas como las de su hijo, señalándole la hora y perdiendo el poco de pasiencia que tenía volviéndose igual que cuando despiertan al menor.
– ¡PERO SI ES QUE SON LAS 3 DE LA TARDE! te la pasaste toda la mañana durmiendo, por favor, hijo... ¿podrías ayudarme? —suspiró mirando a su alrededor— van a venir los Jeon en unas cuantas horas y mira como está la casa, y yo ni siquiera me he arreglado —entonces miró a su hijo— ¡Y TÚ DEBERÍAS IR A BAÑARTE Y PONERTE PRESENTABLE! —dijo mientras lo señalaba amenazadoramente con la escoba—
– ¿dijiste que van a venir los Jeon? Mamá, ¿por qué no me dijiste que iba a ven... —se calló al darse cuenta de lo que iba a decir— hm... digo, ¿por qué no me dijiste que vendría gente? te ayudaré, tú vé a preparar la cena en lo que yo termino aquí.

La madre de Yoongi se fue a la cocina mientras sonreía abiertamente sin que su hijo la viera al darse cuenta de cuál era su punto débil. No estaba del todo segura de por qué a Yoongi le interesa tanto esa familia, pero si nombrarla le asegura que su hijo le ayudaría con los qué haceres ento ces no dudaría en invitarlos todos los días.
Mientras tanto, en la sala de estar después de unos 20 minutos de que Yoongi se quedara ordenando y limpiando el lugar terminó quedando sumamente exhausto por lo cuál decidió ir a tomar una siesta a su cuarto de al menos una hora para después arreglarse y esperar a los invitados para luego cenar y pasar un buen rato.

Fue así como a las 4 y algo Yoongi decidió irse a bañar tomando el traje que su madre le había comprado para utilizar esta noche y se fue directo a la habitación de baño.
Después de casi una hora Yoongi salió del baño con su ropa cubriendo su cuerpo de manera tal que incluso pareciera que el traje fue hecho a medida; con gotas fe agua aún cayendo por sus cabellos y el nudo de la corbata perfectamente hecho.

Después de una espera que pareció infinita por fin, tocaron a la puerta y la señora Min quien aún no acababa de arreglarse le pidió a Yoongi que abriera, quien, gustosamente se dirigió a la puerta para saludar amablemente a la señora Jeon y su pequeño hijo el cual le sonrió ampleamente y no dudó ni por un momento en saltarle encima a los brazos del mayor.