En esta mañana un blanco e impoluto manto cubre las elegantes y románticas calles de Luminalia, donde el frío se hace espacio en el ambiente y un nublado cielo no deja ver ni sentir los cálidos rayos del sol, siendo este sinónimo de un típico día de invierno.
No muy lejos de la torre que representa la ciudad, una talentosa jovencita de cabello color de miel reconocida como Serena la actual Reina de Kalos, mira abstraída las calles desde la ventana de su hogar. La poca luz del día alumbra el rostro de la chica que fija su mirada en unas cuantas parejas que caminan entrelazando las manos mientras hablan y ríen demostrando un amor natural.
Sostiene una expresión de confundimiento dejando salir un largo pero tenue suspiró para ahora verse resignada dirigirse al abrigo que cuelga del perchero cerca a la puerta de su piso. Al salir del edificio observa el cielo que parece oscurecerse cada vez más, apagando sus ánimos de salir, pero aún así empezando a caminar entre las concurridas calles para la cita que le espera.
Calle tras calle, se mantiene en ese estado sin quitar la mirada del suelo adentrada en sus pensamientos no notando en donde esta, pero de repente una mano toma con velocidad de la suya jalandola con fuerza no dejándole el tiempo para entender que sucedió.
-¡¡Ey!! ¿¡¡Están ciegos!!?
Con bastante enojo grita una voz masculina en dirección de un automóvil que iba con alta velocidad para la ciudad. Esa voz joven pero madura aturde a Serena que ahora se encuentra contra su pecho. Ni medio segundo paso para que ahora el muchacho le tome de los hombros y la mire directamente.
-¿¡Estás bien!? ¿¡Te alcanzo a lastimar!?
Dice mirando con preocupación el entrenador Ash a la actual reina de Kalos Serena que ve esos ojos angustiados no logrando ella coordinar bien con lo ocurrido.
-Yo... Yo... -ve sorprendida la mirada de el entrenador que no pestañea esperando respuesta-. E-estoy bien, sí... -mira en dirección del ya alejado auto, notando que tras el ya va una oficial Jenny con su moto.
-¡Uff! ¡Menos mal! -al fin la tensión desaparece de él dejando caer sus hombro soltando un largo respiro de alivio-. Te llamaba desde que pasaste la calle y no parecía que me escucharás.
La artista le ve empezando a entender que sucedió, pero al momento de comprenderlo mejor, de un leve a un fuerte color rojo se apodero de todo su rostro, tanto de vergüenza como bochorno al estar aún entre los brazos y pecho del entrenador.
-¿Tuviste algún problema? parecías muy distraída -le toma con mayor firmeza de los hombros haciendo que la jovencita tiemble de nervios poniéndose más y más roja.
-Y-yos, as... Nugh...
Ash no entiende ni un solo intento de palabra haciendo que la vea arqueando una ceja completamente confundido, sin saber que hacer solo se le ocurre soltarla dando un paso atrás dudando de si funcione.
-¿E-estás bien?
-Gra-gracias al cielo... -respiraba por fin manteniendo el sonrojo-. Sí... Lo estoy, solo, m-me distraje demasiado pensando... -mira a un costado nerviosa-. ¿¡Qué debería decirle!? ¿Qué no paro de pensar lo que está sucediendo entre los dos? ¿O qué no entiendo porqué él sí puede...
-Imagino que la señora Palermo debe de ocuparte demasiado como para estar así ¿Verdad? -dice aún viéndola preocupado.
-¿¡Eh!? Ah sí, eso... -dice apenada bajando la cabeza.
Nuevamente el joven mira a un lado tornándose pensativo, al hacerlo logra observar en la distancia a la oficial Jenny esposar al conductor del auto, dándole mayor tranquilidad.
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Sencilla Complejidad.
FanfictionLa respuesta a veces es la más sencilla, pero como tomarla así cuando mi cabeza da vueltas en el mismo tema llegando al punto de siempre donde sigo sin comprender como todo parece ser un sueño salido de la nada... ¿Es que acaso estare mal?