Memories

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Han pasado 5 años desde que Elliot y Ryan se separaron, pero no todo había terminado ese día. En una biblioteca situada en el centro de París se encontraba Ryan buscando algo interesante para leer, las clases habían terminado hace ya unas semanas, había jugado en línea por muchas horas, salido con sus amigos de la fraternidad e incluso había paseado a su amada perrita tantas veces en menos de una semana que la pobre ya no quería ni levantarse de su cama, se encontraba aburrido y esperaba que algo de lectura lo liberara de la tensión que estaba sintiendo en ese momento, pues en pocos meses sabría si de verdad todo su esfuerzo y mal pasadas habían rendido frutos y al fin podría obtener su título. Tras buscar una y otra vez entre los estantes al fin encontró un libro que lo emocionaba tanto como la primera vez que lo leyó, la primera vez que lo leyó para él. Ignoró los pensamientos que nublaban su mente de la lectura mientras se adentraba a lo que la página decía, dejó de lado las escenas que pasaban como tráiler en su cabeza e intentó concentrarse en algo que no fuera el chico lindo de ojos azules que sonreía como niño pequeño ante la historia que le contaba el castaño todas las tardes cuando la lluvia caía sobre su techo, cerró los ojos fastidiado ante las imágenes que su mente le proyectaba y fue a beber agua.
Dos horas más tarde finalmente pudo concentrarse en la historia sin incómodas interrupciones, sumido entre un mundo alterno dejó que el tiempo pasara, poco a poco la biblioteca se fue vaciando, el frío comenzaba a entrar por las ventanas ahuyentando a la gente, solo Ryan, su libro y un tercer extraño habitaban el lugar. A cinco minutos de cerrar y con el cuerpo temblando como hoja jalada por el viento, se levantó de aquel lugar al fondo de la biblioteca y con la intención de pedir prestado el ejemplar caminó hasta la recepcionista, sus pasos se detuvieron al igual que el mundo y todo a su alrededor cuando escuchó esa voz, su voz, la misma que le erizaba la piel cuando él lo sujetaba y susurraba su oído mientras cocinaba, cuando lo abrazaba, mientras lo estrujaba en la intimidad, entonces todo pareció una broma cuando se percató que ambos tenían el mismo libro entre las manos, inconscientemente sonrió ante la idea de que él también recordaba la historia detrás de aquel libro, sus esperanzas se vinieron abajo cuando aquella persona lo vio de reojo y se alejó sin dirigirle la palabra, tampoco es como si esperara que después de cinco años Elliot volviera a sus brazos como si todo ese tiempo no hubiese pasado, pero se sentía desecho, desconcertado, furioso, ¿cómo se atrevía aquel hombre a ignorarlo como si no fuera nadie? Ryan quería pelear, gritarle, golpearlo, decirle todo lo que esa noche no pudo.

- ¿no piensas saludar? – sus pasos se detuvieron... nada, siguió caminando – después de cinco años y ¿no has aprendido a saludar? Yo no te eduque así- nuevamente se detuvo -no - y ¡por dios! Su voz se oía mejor de lo que su mente le decía, sin embargo, su corazón le decía que debía detenerse o saldría lastimado más de uno. Un nudo en su garganta le complicó respirar cuando vio el rostro de Elliot tan perfecto como siempre, pero con marcas en el cuello y el labio inferior rasgado, sus labios, los mismos que amaba besar. La tormenta resonó en la ciudad, las gotas caían sin parar, al igual que los recuerdos en la mente del castaño, entre la confusión y rencor no quiso seguir con su juego y salió sin mirar atrás.

Una mano lo detuvo antes de que bajara los escalones de la biblioteca, esperaba un beso, un abrazo, un lo siento.

- Debes firmar-

- ¿Qué? -

- El libro, no es tu casa, debes pedir el libro prestado, maldito ignorante- Elliot bajó los escalones con el libro en la mano. Herido, destruido, humillado, muerto, así se sentía Ryan, si iba a llorar toda la noche abrazado de la almohada haría que le duraran las lágrimas por lo menos dos semanas, bajó corriendo las escaleras y tomó a Elliot por los hombros.

- ¿Así va a ser? ¿Fingirás que no existo a pesar de que estoy frente a ti? ¿vas a tratarme como basura cada que tengas oportunidad? ¿me vas a ignorar después de todo lo que pasamos juntos? ¿después de todo lo que hice por ti? -

- ¿quién eres tú para reclamar? Estaba bien sin ti, sin tu puta presencia ¿por qué regresaste? ¿acaso quieres conseguir por la fuerza el jodido trio que me ofreciste esa noche? - Elliot lanzó el primer empujón haciendo que Ryan se golpeara la espalda contra un poste de concreto, el segundo empujón fue por parte de Ryan, tenía coraje, con Elliot por recordarle la última noche que estuvieron juntos, por recordarle la pelea que tuvo con su ahora ex novio y más por recordarle cómo había encontrado a Elliot aquella tarde en casa de quien creía su amigo

- De seguro esas putas marcas son de peleas ¿verdad? – le gritó sarcástico mientras con su mano pellizcaba la zona donde resaltaba el color morado en el cuello de Elliot- ¡Te odio maldito! Te odio por lo que me hiciste, por lo que causaste en mí, te odio por enamorarme, por besarme, por hacerme tuyo y después botarme como si nada, te odio porque a pesar de todo, mi mente te sigue recordando, te desprecio, eso es algo de lo que estoy muy seguro, tú me mantenías vivo y me mataste de la peor forma que pudiste hacerlo, lo quería todo contigo, todo iba tan bien, hasta que lo arruinaste, no sé si te aburrí, o él lo hacía mejor que yo, pero todo terminó más rápido de lo que pude asimilar. -

- Pues el sentimiento es mutuo cariño, necesitaba de ti hasta para respirar y ahora solo tengo un tanque de oxígeno lleno de tus recuerdos y besos de otra persona que no se parece en nada a ti, alguien a quien de verdad le importo, que me ama y sabe perdonar, alguien mejor que tú- la confesión cayó sobre los hombros de Ryan como agua fría, y como hoja arrastrada por el viento, su cuerpo tembló por toda la ira que tenía contenida

- Si claro, de seguro tienes que hacer uso de pornografía para llegar al clímax, dime Elliot, ¿cuántas viagra has tomado para satisfacerlo en la cama? –

- Dejé de usarlas desde que me alejé de ti- un golpe abrió la nuevamente la herida del labio del ojiazul y bajó la autoestima de Ryan casi por completo, aquella confesión lo había tomado por sorpresa, necesitaba defenderse y no sabía cómo hacerlo, si tan solo pudiera regresar el tiempo- Esta bien, tu ganas Evan, intentaré olvidarte, tratare de borrar las marcas que dejaste en mi-

- Dejé de usarlas desde que me alejé de ti- un golpe abrió la nuevamente la herida del labio del ojiazul y bajó la autoestima de Ryan casi por completo, aquella confesión lo había tomado por sorpresa, necesitaba defenderse y no sabía cómo hacerlo,...

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Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora