Irene: Ahora, si las cosas se ponen difíciles, sabes que puedo contar contigo, ¿Verdad?
Seulgi: ¡Sí, señora!
Irene: Eso es correcto, porque te mato o mueres.
Seulgi: Sí, tú eres mi pequeño ángel.
Irene:
Seulgi: Eres mi tarta de arándanos.
Irene: ¿Qu-
Seulgi, llorando: Tú eres mi todo